Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 31 de enero de 2022

PERO SABÍA QUE CONTROLABAN EL MUNDO

 


Eo oyó las voces de los humanos. Ascendían y descendían agudas, creando armónicos extraños. Los elefantes se comunican de varios modos. Usan las orejas y la trompa a corta distancia. También emiten infrasonidos no audibles para aquellos y pueden comunicarse a diez o quince kilómetros de distancia. Pisan la tierra para transmitir ondas sísmicas que alcanzan más de treinta kilómetros de distancia. Pero nada era comparable con lo que podían hacer los animales de dos piernas. Sentía su eco inmenso, podía notar el tacto de las ruedas de los vehículos a través de sus patas. Las ondas generadas por el ser humano, inaudibles para este, eran ensordecedoras y copaban el ambiente allá donde se produjeran. Estos se unían como los pájaros y al unísono creaban una estructura de sonido que se alzaba al cielo. Podían encerrar en ella al mundo entero con sus mentes calculadoras y monstruosamente creativas, porque no le cabía duda de que eran monstruos. No podía discernir hasta dónde llegaba su poder, pero sabía que controlaban el mundo y, pese a ser el animal más grande sobre la tierra, él no era más que un guisante frente a tal despliegue de fuerza.

LUIS CEREZO - "Eo" - (2015)

Imágenes: Alexis Diaz

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