Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 28 de septiembre de 2019

FOTOGRAFIAR A UNA PERSONA CIEGA


Coge el teléfono de la mesilla de noche y se pone a mirar fotos. Solo tiene una de April. Por alguna razón no parece correcto fotografiar a una persona ciega. Es como robarle algo valioso que esa persona ni siquiera sabe que tiene. Siguiendo la misma lógica, Rachel se censura a sí misma para no decir nunca «Qué puesta de sol tan bonita» o «Mira aquí, cariño». Exclamar en presencia de April «Qué flor tan preciosa» le parece una provocación.

   Ted y ella se conocieron en una cita a ciegas, otra expresión que Rachel evita vigorosamente.

   Hace poco su hija ha empezado a decirle:

   —¡Mírame, mamá! ¡Mírame! ¿Estás mirando?

   Es obvio que April no tiene ni idea de lo que está diciendo. Es simplemente el coro universal de los niños, con visión o sin ella. La esencia de la paternidad es pasar de ser la persona observada a ser la persona que observa.
CHUCK PALAHNIUK . "Invéntate algo. Relatos que no podrás quitarte de la cabeza" - (2016)
Imágenes: Adam Riches

jueves, 26 de septiembre de 2019

FALSEDADES COTIDIANAS


Algunos especialistas los comparan, no sin razón, con escorpiones. Su veneno es incurable. Y el mal que provocan, altamente contagioso. Una vez infectados, no hay otra solución sino la cuarentena o la muerte. ¿Cómo surgieron estas bestias, cómo evolucionó su especie, cómo se multiplicaron a escala geométrica? Abundan las leyendas y nuestros especialistas no han sido capaces de capturar un ejemplar vivo. Una misión proclamó hace tiempo su éxito: la criatura llegó viva hasta el laboratorio pero no resistió la densidad de nuestra atmósfera. Como marcan los procedimientos, hubo que devolver su cadáver a la Tierra.




   ¿Qué impulsa a una raza inteligente a dotarse de falsedades cotidianas? ¿Y por qué alguien querría consagrarse a esta tarea? A nosotros nos cuesta imaginar que alguien viva para maquinar fantasías. La modestia no es, por supuesto, uno de sus rasgos: los infames se piensan elegidos, creen que sus ideas deben contaminar otras mentes y no dudan en proclamarse inspirados por los dioses. ¿Por qué perseveran? Los autores del informe incluyen una casuística tan amplia como inútil. Unos lo hacen por dinero, otros se asumen como defensores del «arte» o la «poesía», y el resto son solitarios incurables: sujetos que no toleran el azar y lo sustituyen con el orden de sus patrañas.


(...) Un novelista es alguien que oye voces a través de las voces. Se mete en la cama y de pronto esas voces lo obligan a levantarse, a buscar una hoja de papel y escribir tres o cuatro líneas, o tan sólo un par de adjetivos o el nombre de una planta. Esas características, y unas cuantas más, hacen que su vida mantenga una notable semejanza con la de los dementes, lo que para nada lo angustia; agradece, por el contrario, a las Musas, el haberle transmitido esas voces sin las cuales se sentiría perdido. Con ellas va trazando el mapa de su vida. Sabe que cuando ya no pueda hacerlo le llegará la muerte, no la definitiva sino la muerte en vida, el silencio, la hibernación, la parálisis, lo que es infinitamente peor.
JORGE VOLPI - "Mentiras contagiosas" - (2008)

Imágenes: Chema Madoz


sábado, 21 de septiembre de 2019

UN INCENDIO INEXTINGUIBLE


Aparte de la significación gramatical del lenguaje, hay otra, una significación mágica, que es la única que nos interesa... El poeta crea fuera del mundo que existe el que debiera existir... El valor del lenguaje de la poesía está en razón directa de su alejamiento del lenguaje que se habla... El lenguaje se convierte en un ceremonial de conjuro y se presenta en la luminosidad de su desnudez inicial, ajena a todo vestuario inicial convencional fijado de antemano... La poesía no es otra cosa que el último horizonte, que es, a su vez, la arista en donde los extremos se tocan, en donde no hay contradicción ni duda. Al llegar a ese lindero final, el encadenamiento habitual de los fenómenos rompe su lógica, y al otro lado, en donde empiezan las tierras del poeta, la cadena se rehace en una lógica nueva. El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo verdadero y lo falso, más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más allá de la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la materia... Hay en su garganta un incendio inextinguible.
ALEJANDRO JODOROWSKI - "Psicomagia" - (2004)

Imágenes: Valentina Vershinina

miércoles, 18 de septiembre de 2019

¿CUÁNDO SE CONVIERTE ALGUIEN EN TU AMIGO?


En aquel tiempo las travesías eran más largas y se hacían más a ciegas. Ahora los barcos eran más veloces, disponían de mejores métodos de navegación y comunicaciones. Todo era bastante más seguro y divertido. Por ejemplo, en su época no había ni vídeo en la sala de recreo, por la sencilla razón de que el vídeo comenzaba a popularizarse justo cuando él dejó de navegar. Uno sólo podía hacer cuatro cosas, además de escuchar aquellos transistores de onda media: hablar, beber, jugar a las cartas o al ajedrez y aislarse de la obligatoria compañía ajena utilizando un libro. Él no era demasiado hablador. Y jugaba mal al ajedrez. Así que bebía y leía. Y sí, ahora todo sería más sencillo y más cómodo. Pero, imaginó, todo sería igual: el mismo olor a combustibles y a salitre, el mismo zumbido de las máquinas, los mismos cambios sofocantes: un viento y un frío indescriptibles en cubierta y un calor asfixiante en el interior; y, sobre todo, el mismo inevitable tener que soportar la presencia demasiado cercana de otros hombres que, por mucho que llegaran a parecerse a amigos no conseguían ser más que compañeros. Después sí. En tierra sí que, unidos por la nostalgia y las experiencias comunes, se convertían en amigos para toda la vida. Pero en alta mar no eran más que eso: sucursales ambulantes del infierno que había que soportar y que te soportaban para que nadie acabara apuñalando a nadie antes de llegar a puerto.



   Y eso lo llevó a otra reflexión: ¿cuándo se convierte alguien en tu amigo? ¿En qué momento, en qué preciso instante comienza el conocido a ser una amistad? ¿Cuál es el punto en que un sentimiento de simpatía deja de serlo para transformarse en aprecio, en ese franco afecto que hace que se tienda un puente entre dos personas que quizá no han compartido clases, juegos en el recreo, partidas de baraja, correrías nocturnas, largas jornadas de instrucción militar o interminables travesías marítimas? Por ejemplo, ¿había sido Héctor su amigo? ¿Lo había sido? Y, si lo había sido, ¿en qué momento había empezado a serlo?

   Al pensar esto, se sintió indefinidamente triste, como en una de esas largas tardes de domingo de otoño en que llovizna mientras el teléfono permanece indefectiblemente mudo.
ALEXIS RAVELO - "Sólo los muertos" - (2008)

Imágenes: Nicolás de la Hoz

sábado, 14 de septiembre de 2019

UN ESTILO IMPOSIBLE


Un estilo, en efecto, imposible. Larry Snider no es el primero en observarlo. En preguntarse cómo se las compone Emil.

   Hay corredores que parecen volar, otros bailar, otros desfilar, otros parecen avanzar como sentados sobre las piernas. Algunos dan tan sólo la impresión de ir lo más rápido posible a donde acaban de llamarlos. Emil, nada de todo eso.

   Emil parece que se encoja y desencoja como si cavara, como en trance. Lejos de los cánones académicos y de cualquier prurito de elegancia, Emil avanza de manera pesada, discontinua, torturada, a intermitencias. No oculta la violencia de su esfuerzo, que se trasluce en su rostro crispado, tetanizado, gesticulante, continuamente crispado por un rictus que resulta ingrato a la vista. Sus rasgos se distorsionan, como desgarrados por un horrible sufrimiento, la lengua fuera intermitentemente, como si tuviera un escorpión alojado en cada zapatilla de deporte. Está como ausente cuando corre, tremendamente ausente, tan concentrado que ni parece estar cuando está ahí más que nadie, y su cabeza, encogida entre los hombros, sobre el cuello siempre inclinado hacia el mismo lado, se balancea sin cesar, se bambolea y oscila de derecha a izquierda.




   Puños cerrados, contorsionando caóticamente el tronco, Emil hace también todo tipo de cosas con los brazos. Cuando todo el mundo os dirá que se corre con los brazos. A fin de propulsar mejor el cuerpo, los miembros superiores deben utilizarse para aligerar las piernas de su propio peso: en las pruebas de fondo, el mínimo de movimientos con cabeza y brazos mejora el rendimiento. Pues Emil hace exactamente lo contrario, parece correr sin que le importen los brazos, cuya impulsión convulsiva arranca de demasiado arriba, describiendo curiosos desplazamientos, a ratos alzados o proyectados hacia atrás, colgando o abandonados a una absurda gesticulación, y sacude también los hombros levantando exageradamente los codos como si transportase una carga demasiado pesada. Mientras corre parece un boxeador luchando contra su sombra, por lo que todo su cuerpo se asemeja a un mecanismo descompuesto, dislocado, doloroso, salvo la armonía de sus piernas, que muerden y mastican la pista con voracidad. En suma, no hace nada como los demás, que a veces piensan que actúa atolondradamente.
JEAN ECHENOZ - "Correr" -  (2008)


Imágenes: Mary Jo Hoffman

viernes, 13 de septiembre de 2019

EN EL CIELO NO HAY RUMORES


En realidad Charlie pensaba que el Cielo sería muy parecido a Manhattan porque antes había imaginado que Manhattan sería muy parecida al Cielo. Eso sí, con notables diferencias. Para empezar, todo el mundo llevaría sombrero: las mujeres, pamelas, y los hombres, sombreros de fieltro, como esos que llevaban los actores en las películas antiguas, esos sombreros que ponían sobre la mesa antes de amenazar a alguien y que se empujaban para atrás con el dedo antes de besar a las chicas o mientras estudiaban el programa en las carreras de caballos. Charlie no estaba seguro de que las almas llevaran sombrero, ni siquiera estaba seguro de que tuvieran cabeza; pero estaba convencido de que, si al final las almas tenían cabeza, llevarían sombrero. Tenía también la esperanza de que, en el Cielo, no hubiera coches, no porque le molestase el tráfico, ni el ruido, ni el humo, sino porque los coches de los unos a menudo generan la envidia de los otros y esto en el Cielo le parecía muy poco apropiado.




 Y había más en el Manhattan-Cielo que Charlie imaginaba: los mejicanos y los rumanos y las bailarinas desnudas del Dolls y hasta los negros vivirían en los áticos con terraza de la Quinta Avenida y en los lofts del Soho y Tribeca y en las casas de piedra marrón de Chelsea y el Village y en los solemnes edificios de antes de la guerra, como el Dakota o el Ansonia, mientras que los anglosajones blancos repartirían tacos y sándwiches y rollitos de primavera a domicilio en destartaladas bicicletas. No se pensaría en inglés. Charlie había empezado a pensar en inglés aproximadamente a los dos años de llegar a Manhattan y desde entonces no había pensado gran cosa. Ni siquiera se dio cuenta de cómo ni por qué empezó a pensar en un idioma distinto al suyo. Simplemente sucedió. Al principio se trataba de reacciones automáticas. Palabras que le salían de la cabeza sin darse cuenta. Shit, damm it, mother fucker. Insultos. Ladridos. Al poco se dio cuenta de que lo pensaba todo en un idioma extranjero y que incluso su madre hablaba en esa extraña lengua en el mundo impreciso de sus recuerdos.




   Tampoco habría Yankees y Mets sino un alegre combinado con lo mejor de cada casa, con un Mike Piazza ya muy relajado, en el Cielo no hay rumores y si uno es o no homosexual carece de importancia, y con un Dereck Jeeter eternamente condenado a su mejor forma. Los taxistas seguirían teniendo un acento pronunciado, pero sería acento rumano que era el único que Charlie era capaz de entender. El show de Letterman duraría una hora y no treinta y cinco minutos. Nevaría todo el año, pero nunca haría frío, ni mucho calor, y la humedad rara vez pasaría del treinta por ciento. Las paredes del Holland Tunnel serían de cristal y estaría permitido fumar en todas partes porque, al fin y al cabo, en el cielo todo el mundo está ya muerto.
RAY LORIGA - "El hombre que inventó Manhattan" - (2004)

Imágenes: LibertAngelo


viernes, 6 de septiembre de 2019

ALEGRÍA CANÍBAL



En una tienda de mascotas, de esas lujosas donde venden caballos bonsái y gatos pura sangre, le dije a la hijita de una elegante señora, una niñita rosadita que llevaba contra el pecho un conejillo de indias muy acicalado y hasta con ropita de invierno, le dije que esos conejillos los criamos en mi país, pero qué lindo conejillo llevas, le dije y lo toqué, cosquilleándolo, le dije que en mi país nos comemos esos animalitos muy bien asados, no sé qué cara debí hacer cuando lo dije, la niñita empezó a berrear y la señora invocó la ayuda del vigilante, ¿por qué cuento esto?, creo que, además, le dije a la niñita al despedirme que en cambio en París se comen a las animalitas como tú, se lo dije y creo que… al decirlo… algo se me rompió por dentro, Eri, algo me cambió por dentro, algo me cambió, esa es la palabra, cambió, algo en el cerebro, ¿el cerebelo, el corazón?, el coxis, Eri, le dije que también en Colombia y en toda Disney World nos comemos a las animalitas como tú, en tout le monde, le dije, fue algo extraño en lo más remoto de mí, una… alegría caníbal, Eri, como si sintieras hambre y descubrieras que te puedes comer una niñita cruda, já, ¿te duermes?, bebe absenta, ¿o prefieres cambiar de tema?, ¿o de licor?, debimos comprar aguardiente en Eldorado.
EVELIO ROSERO - "Toño Ciruelo" - (2017)

Imágenes: Flora Borsi