Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 5 de enero de 2022

REZÓ SUS ORACIONES Y SE PUSO A DORMIR

 


En la calle volvió a sentirse preocupado. «Es posible que esté dejando de quererme» se dijo, «o será que las mujeres son así». Las estrellas se veían muy altas entre los edificios y el calor del día se estaba desprendiendo de las casas. Subió silenciosamente la escalera de la pensión pues había luz bajo la puerta de los paraguayos y no tenía ganas de oír sus eternas historias de prisiones y torturas. Junto al espejo tenía una foto de la casa de la estancia con toda su familia agrupada al frente: abrió el cajón de la cómoda y sacó lentamente la pistola de entre las camisas. Era pesada. El corazón empezó a latirle mientras la sentía en la mano, oscura y tan pesada. «Es mía» pensó. Levantó los ojos hasta el espejo y se vio igual a los héroes de las historietas y del cine. ¡Cuánto le había costado ir pagándosela al maldito ese, no quería ni pensarlo! «Es mía» dijo a media voz. Tuvo el impulso de llevársela a la cama y dormir con ella bajo la almohada, pero después de abrirla y cerrarla y de apretar varias veces el gatillo volvió a meterla entre la ropa. «¡Qué imbécil!», murmuró al recordar la pregunta de Carlitos sobre el plan del sábado. Ya sin camisa hinchó varias veces los músculos ante el espejo, contento de su apariencia, del brillo de su medalla de bautismo sobre el pecho, y abriendo de nuevo el cajón sacó la pistola. Con la mano en la cadera y la boca apretada hizo ademán de tirar y lo repitió tanto que, aburrido, rezó sus oraciones y se puso a dormir.

SARA GALLARDO - "Pantalones azules" - (1963)

Imágenes: Alekzander Zagorulko

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