Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

NO SÉ DE QUÉ EJÉRCITO ES


Enciendo un cigarrillo y dejo Yensen atrás. Echo a andar por la pequeña explanada del aparcamiento y me quedo contemplando el puente de la autopista. Un kilómetro más allá podría tomar el autobús, pero prefiero atajar por el subterráneo a caminar por la autopista. Los camiones militares suelen detenerse allí. Si registraran mi bolso no podría explicarles lo que hay en él. Veinte botes de anabolizantes y una docena de cajas de ansiolíticos. Al principio me repugnaba robar, pero en Yensen todos lo hacen. Es fácil. Nadie en su sano juicio rechazaría la oportunidad de negociar en el mercado negro. He vendido aspirinas. Antibióticos. He vendido betabloqueantes. Hasta líquidos para disecar.

   Apenas llevo unos instantes caminando cuando del subterráneo que atraviesa la autopista sale un hombre vestido con uniforme militar. No sé de qué ejército es, no lo veo. El subterráneo es una zahúrda inmunda, oscura y maloliente que nadie frecuenta salvo en caso de necesidad, como cuando la alarma no ha sonado y el fuego antiaéreo empieza a oírse en la distancia y no hay tiempo para refugiarse en un lugar mejor.

   Detengo el paso y hago amago de cambiar de dirección, pero él me imita al instante. Permanezco parada, frente a él, mirándolo y sabiendo lo que va a suceder a continuación. No intento llevar a cabo ningún movimiento, ninguna maniobra que le haga pensar que pienso oponer resistencia o tratar de huir.

   Antes de llegar a mi lado, saca un pasamontañas del bolsillo y se lo cala.

CRISTINA CERRADA -  "Hindenburg" - (2019)


Imágenes: Severija Inčirauskaitė

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