Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 30 de noviembre de 2023

DECLARO INAUGURADA LA TEMPORADA DE CAZA


En el espejo rectangular detrás del barman no luzco monstruosa; es más, se podría decir que soy una mujer común y corriente que busca pasarla bien esta noche. Sonrío con la broma privada que solo yo y nadie más podría entender. Porque hoy no puede ser una noche de llevarme a cualquiera a la cama ni tampoco puedo contentarme con una mera conversación, alcohol de por medio, y regresar sola a casa a ver una película romántica. Hoy no. Levanto mi vaso, brindo con el vocalista del grupo que toca hoy y le doy un trago largo a la bebida preparada. Me ignora. Muy bien. Vuelvo a mirar mi reflejo. Ensayo una sonrisa. Parezco inofensiva. La cicatriz es invisible desde aquí y mi cuerpo exuberante se ve casi perfecto en este vestido que se ciñe como una segunda piel. Este que ves, engaño colorido… Luces rojas y penumbra: los mejores aliados de las mujeres que se precipitan a golpes y volteretas por el desfiladero de la vejez, o de las que tienen la cara marcada por los malos genes.



 La cirugía plástica, ni siquiera a manos de los mejores especialistas del mundo, pasa inadvertida; implantes mamarios, narices respingadas, glúteos aumentados por métodos artificiales, nada puede emular la belleza y armonía de lo natural. Ni siquiera las operaciones correctivas, como la mía. Siempre queda algo, un vestigio, una marca que traiciona, que suele ser a veces más bochornoso incluso que el defecto en sí, real o aparente, que llevó a alguien a tenderse sobre la plancha y bajo el bisturí de un cirujano: el asumir que hay algo mal con uno mismo y el intento fallido de remediarlo.

  Salud, vuelvo a levantar mi vaso cuando el vocalista de la banda Nick y los Brainfreeze hace un ligero contacto visual conmigo. Esta vez me dedica una sonrisa. Leve, muy leve; allí está. Me ha visto. Declaro inaugurada la temporada de caza. ¿Cuándo fue el último? Hace un año, al menos. Para estar segura tendría que revisar mi agenda, pero podría apostar que fue también en marzo. Nunca he tenido una ballena blanca y no siempre hay tantos peces en el mar como para ponerse quisquillosa, pero ese vocalista rubio y con obesidad declarada parece ser la presa más cotizada de la noche. Tan solo por contraste con los parroquianos de este antro.

LILIANA BLUM - "Cara de liebre" - (2020)

 

Imágenes: Sandy Skoglund

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