Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 6 de noviembre de 2023

UNA SIMIENTE NEGRA QUE YA TRAÍA DENTRO


Tío Noel Loco era el hermano mayor de mi madre. Le llevaba diez años. El pequeño, que por esa época estaba haciendo el servicio militar, moriría más tarde arrollado por un camión en la carretera de Terrassa. Pero mi madre se había mostrado siempre como la madre de ambos. Tío Noel Loco se había casado con una prostituta llamada Rosita Puvill, una señora que yo conocí, cariñosa, pintarrajeada y que un mal feo se la llevó un día dejando a Tío Noel destrozado. Su verdadero nombre era Santiago pero casi nadie le llamaba así. Le llamábamos Tío Noel a secas. Mi yaya y mi madre, en cambio, Santi. Mi padre, el puto tarado de tu hermano cuando se dirigía a mi madre y vuestro puto tío tarado cuando se dirigía a mi hermano Carlos o a mí. La locura de mi tío no vino quizá de la muerte de Rosita como sostendría mi yaya después. Eso solo agravó una simiente negra que ya traía dentro. La soledad y la falta de freno —horarios, pequeñas rutinas, comidas— hizo que la simiente germinara cómo y hasta dónde quisiera. No sé qué vieron mi yaya y mi madre durante su última visita a casa de Tío Noel pero ya no nos dejaron acompañarlas más.

   Una vez le pregunté a mi tío por qué nunca venía por Navidad. Que me haría mucha ilusión verle bajar de un taxi la noche del 24 de diciembre. Pareció sorprenderse mucho:

   —No te entiendo, nena —repuso. Yo traté de explicarme: empresa inútil—. Papá Noel solo viene por Navidad.

   —Aquí los regalos los traen los Reyes Magos.

   Tío Noel Loco arqueó las cejas para poner los ojos en blanco con toda su máxima expresividad y acabar mirándome como si yo hubiera aterrizado de repente desde una nave espacial. Sin poder aguantarse las ganas, estalló en una carcajada que le condujo al borde de las lágrimas.

   —Silvia, ¿qué edad tienes?

   —Nueve.

   —Entonces ya debes de saber que los Reyes son los padres, ¿no?

   No, no lo sabía.

   Él era así. Tan firme en sus convicciones que podía hacerte dudar a las doce del mediodía de que el sol estuviera brillando. Con el tiempo, su demencia fue en aumento.

CARLOS ZANÓN - "Marley estaba muerto" - (2015)


Imágenes:Bunnie Reiss 
  

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