Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 16 de noviembre de 2023

EL CAFÉ ES LA EXCUSA


—Piensa en la historia como un café entre dos amigos. Los amigos no quedan para tomar café, el café es la excusa, quedan para hablar. Para hablar de cosas que son importantes para ellos.
   —De acuerdo, eso sí lo entiendo.
   —Los libros no tratan de la historia. Es decir, sí tratan, pero cuando la literatura es buena, las historias se convierten en hilos conductores para sacar muchos otros temas. A veces de forma más clara, a veces más profunda. Es mucho más que meter a alguien en un lío y luego sacarlo de él.
   —¿Pero qué ocurre si el lector no se entera?
   —El lector es mucho más listo de lo que creemos. Es tan listo que a veces saca conclusiones que el autor solo había esbozado. No hay que subestimarle nunca.
   —Pues yo no me había enterado —me excusé.
   —Porque estoy convencido de que lo leíste a toda prisa, sin darte un momento para reflexionar sobre ello.
   Tenía que admitir que era cierto. Reflexionar no era mi fuerte últimamente.
   —¿Y cómo se sabe eso?
   —Leyendo mucho. Hay que leer hasta que encuentres unas cuantas almas afines.
   —¿Qué es eso de almas afines?
   —Escritores que saquen cosas de ti que tú no sabías que tenías. Como las almas afines de la vida real.
   —Pero…
   —Orencio, ¿tú lees? —me interrumpió.
   —Poco, la verdad. O sea, leía. Cuando era más joven.
   —¿Qué leías? ¿Quién te gustaba?
   —Bueno, me gustaba Bukowski.


   —¿Sabes que Charles Bukowski se pasaba el día en la biblioteca pública de Los Ángeles? Era pobre, y en la biblioteca se estaba caliente en invierno. Utilizaba discretamente los baños y leía todo tipo de libros, ojeaba novela tras novela, pero le pasaba lo que a ti: ninguna le convencía. Leía un rato, se aburría y pasaba a otro autor. Leía algunas páginas y lo abandonaba. Leía libros de medicina y de botánica, tratando de sacar algo interesante. Hasta que encontró a John Fante.
   —¿Un alma afín?
   —Sí. Leyó uno de sus libros y conectaron de forma inmediata. Se dijo que aquel hombre le conocía, que hablaba para él y de sus problemas, de la calle, de las cosas que a él le interesaban, y ya sabes lo que interesaba a Bukowski: el alcohol, las mujeres, la pobreza, la marginación, la soledad… Y aquel hombre, John Fante, escribía los libros que a él le daban la vida. Y de él sacó su estilo Charles Bukowski, de John Fante, él fue la chispa que encendió su enorme hoguera. Pero tuvo que leer mucho hasta encontrarle, muchísimo. Después encontró a otros: a James Thurber, a Maupassant, a McCullers, a Celine…
   —Vaya…
   —Sí, vaya. Todos los grandes autores fueron iluminados por otros autores. Todos forman parte de un inmenso entramado. Murakami está influenciado por Carver, Carver por Kafka, Kafka por Dickens, Dickens por Shakespeare… Es un momento muy hermoso como lector cuando encuentras a alguien que parece entenderte, aunque este alguien esté muerto. Te hace sentirte un poco menos solo. Porque el objetivo de la literatura no es entretener, es hacernos sentir menos solos. Y más siendo escritor.

SANTIAGO PAJARES - "Un libro de familia" - (2018)

Imágenes: Simón Prades

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