Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

UN MAR DE CONTRADICCIONES

 


   Aunque no hay ni una sola mujer con la que me casaría a excepción de mi hermana Baby, porque me parecen todas unas gansas, sí hay muchos hombres con los que lo haría. Como Henry Fonda, por ejemplo, o como Lorenzo el Magnífico. A decir verdad, mi tipo de hombre lo imagino un poco como Cristo. El Cristo de Giotto.

   Tengo tendencia a adorar a los hombres delgados y espirituales, como mi padre, a quien nunca conocí y al que solo he visto en fotografías. Además, me siento irresistiblemente atraída por los señores de cierta edad, con el cabello entre gris y blanco, y con aire de sabios. Quizá porque mi tío, mi padre adoptivo, era así, parecido a Albert Einstein.

   Ante estos señores, que se parecen a mi tío, siento el deseo de sentarme en sus rodillas y que me abracen. Según mis compañeras de clase sufro complejos varios y amores incestuosos. Ven sexo por todas partes, y son capaces de decir verdaderas idioteces al respecto. Incluso se escandalizaron cuando confesé que Jesús es mi tipo de hombre. Por otra parte, también me gustan mucho los hombres gordos. Esta es una tercera categoría de hombres entre cuyos brazos quiero estar y dejarme abrazar. Como Buda, para entendernos. Aunque haya recibido una educación cristiana.


   Los señores gordos ejercen en mí una fascinación particular, me tranquilizan. Si me casase con un hombre como Jesús necesitaría tener también cerca a uno como Buda. Al primero lo adoraría y el segundo me adoraría. Mis amigas dicen que soy inmoral. Según ellas, seré ninfómana incluso antes de haberme acostado con un hombre. El caso es que tengo una tremenda necesidad de afecto y quisiera que todos, digo todos, me abrazaran y me acariciaran. También soy epiléptica, aunque el médico no encuentra lesiones. Siempre tengo fiebre, pero cuando él llega desaparece. Siempre estoy cansada, casi no veo y no puedo estudiar, pero cuando voy al oculista, dice que veo estupendamente.

   Por otra parte, no sé cómo explicar estas contradicciones: ¿cómo conciliar el deseo que tengo de matarlos a todos, uno tras otro, empezando por mi tutor, con ese otro deseo que siento de que me abrace todo el mundo? Soy, efectivamente, muy contradictoria. Un mar de contradicciones. Por ejemplo, ¿cómo explicar que lo que más me gustaría es ser un hombre, pero que jamás me casaría con una mujer? ¿Cómo explicar que amo de la misma forma a San Francisco y a Robespierre?

   Es posible que mi enorme necesidad de afecto se deba a que mis padres están muertos.

   Personalmente, de los chicos de mi edad no me interesa nada en absoluto.

   Siempre obsesionados con sus padres. No entiendo por qué no mantienen a raya a sus padres.

   En este punto me contradigo de nuevo porque, en realidad, me ponen celosísima mis compañeros que tienen un padre y una madre, mientras que Baby y yo tenemos únicamente un tutor, un abogado que se ocupa de nuestro patrimonio y nada más.

LORENZA MAZZETTI - "Rabia" - (1963)


Imágenes: Courtney Brims

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.