Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 19 de julio de 2024

TOAS QUERÍAMOS EL CUERPO IDEAL

 


 El miedo a los médicos es lo único que no he heredao de mi padre, eso y lo de pegar a las niñas. A mí me flipan. Tú dame un hospital con su consulta, su sala de espera, su silla de espera, su revista de espera, su silloncito de piel que se echa patrás, su guante blanco que hace plas, su médico bueno con su bata buena y su caligrafía de escándalo, tú dame de eso y dame un cubo pa la baba que ya me tienes contenta pa rato. Pina Pina Pina. ¿Por qué te dan tanto miedo, papá? ¿Por lo de las amígdalas? ¿Tanto te dolió? ¿De verdá te las rebanaron con un cuchillo? Al pobre le dan pánico, yo por suerte no he heredao eso. Pura potra, porque las fobias se heredan igual que se heredan las orejas saltonas. Eso he heredao yo, la cara duende triste con unas orejas que asoman pa fuera queriendo ver mundo. No entienden que ellas no tienen que ver na, que ellas tienen que escuchar na más, que bien pegaítas al cráneo están más bonitas. Mis orejas rebeldes buscan la independencia y no me extrañaría que algún día se fugasen y me dejaran sola, si es que en parte las entiendo, ¿qué ganan estando conmigo?



 Cuando las niñas de mi clase de balé me pellizcaban hasta hacerme llorar yo ni me quejaba ni na. Porque la verdá es que nos metíamos mucha caña entre toas. Ninguna callaba y ninguna se escapaba sana y salva. A una por gafotas, a otra por ecuatoriana, a otra por guarra, a otra por pelirroja, a otra por fea, a otra por pelúa, a otra por mormona y a mí por orejona. Pero porque toas escudriñábamos nuestros cuerpos abiertamente durante horas y horas buscando la perfección y lo hacíamos mejor que cualquier máquina de rayos equis ultravioleta y suprawachinai. Toas queríamos el cuerpo ideal, ese cuerpo delgadísimo volátil flexible prieto suave afilao con las nalgas en forma de T. Al principio odiaba la forma de T. Me negaba a apretar el culo en las clases, me gustaba verlo en forma de u, relajao. Desde luego, así como iba a conseguir yo saltar, siempre se me han dao fatal los padechás y me costaba la vida abrirme de piernas en el aire con el tombé padeburé glisá granyeté. Saltar, en general, yo, fatá. Tendría que haber entendío desde pequeña que saltar es cosa de gente alegre y que yo no tengo tanta alegría en mí como para levitar unos segundos y estafar al alma humana. Por eso, en los saltos, reconozco que a veces me escaqueaba.

GRETA GARCÍA - "Solo quería bailar" - (2023)


Imágenes: Melika Dez

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