Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 9 de julio de 2024

LA CASA DE LA ABUELA


La casa de la abuela está a cinco minutos andando de las últimas casas del pueblo. Después ya no queda más que la carretera polvorienta, pronto cortada por una barrera. Está prohibido ir más lejos, un soldado monta guardia allí. Tiene una metralleta y unos prismáticos, y cuando llueve se mete dentro de una garita. Sabemos que más allá de la barrera, oculta entre los árboles, hay una base militar secreta, y detrás de la base la frontera y otro país.

La casa de la abuela está rodeada por un jardín al fondo del cual corre un río, y después el bosque.

En el jardín tiene plantadas todo tipo de verduras y árboles frutales. En un rincón hay una conejera, un gallinero, una pocilga y una caseta para las cabras. Hemos intentado subirnos al lomo del cerdo más gordo de todos, pero es imposible permanecer encima.



La abuela vende las verduras, las frutas, los conejos, los patos y los pollos en el mercado, así como los huevos de las gallinas y patas y quesos de cabra. Los cerdos los vende al carnicero, que le paga con dinero, pero también con jamones y salchichones ahumados.

También hay un perro para cazar a los ladrones y un gato para cazar ratas y ratones. No hay que darle de comer, para que tenga hambre siempre.

La abuela posee también una viña al otro lado de la carretera.

Se entra en la casa por la cocina, que es grande y está caliente. El fuego está encendido todo el día en el hogar de leña. Junto a la ventana hay una enorme mesa y un banco de rincón. En ese banco dormimos nosotros.

Desde la cocina, una puerta lleva a la habitación de la abuela, que siempre está cerrada con llave. Sólo la abuela entra allí por las noches, a dormir.



Existe otra habitación donde se puede entrar sin pasar por la cocina, directamente desde el jardín. Esa habitación está ocupada por un oficial extranjero. La puerta también está cerrada siempre con llave.

Bajo la casa hay una bodega llena de cosas de comer y, debajo del tejado, un desván donde la abuela ya no sube desde que le serramos la escalera y se hizo daño al caer. La entrada del desván está justo encima de la puerta del oficial, y nosotros subimos con la ayuda de una cuerda. Allí es donde guardamos el cuaderno de las redacciones, el diccionario de nuestro padre y los demás objetos que nos vemos obligados a esconder.

Pronto nos fabricamos una llave que abre todas las puertas y hacemos unos agujeros en el suelo del desván. Gracias a la llave podemos circular libremente por la casa cuando no hay nadie en ella, y gracias a los agujeros, podemos observar a la abuela y al oficial en sus habitaciones sin que ellos se den cuenta.

 AGOTA KRISTOF - "El gran cuaderno" - (1986)


Imágenes: Nicolás V. Sánchez

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