Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 23 de julio de 2024

¿QUIERE SABER CÓMO TRABAJO?


Se había sentado en el borde de la cama. La habitación no tenía más luz que la de una bombilla sin pantalla colocada en la punta de un trípode alto. La bombilla era muy pequeña y de un voltaje demasiado bajo. Al lado de la cama, en vez de mesilla de noche, un aparato de radio enorme con frente de tela. Yo había visto uno así en Fossombronne-la-Forêt. Se percató de la mirada que le eché.

   —Me gusta mucho este aparato —me dijo—. A veces lo uso para el trabajo. Cuando puedo hacerlo en casa…

   Se inclinó y giró el botón. Se encendió una luz verde.

   Se oía una voz sorda que hablaba en una lengua extranjera.

   —¿Quiere saber cómo trabajo?

   Había cogido un bloc de papel de cartas y un bolígrafo que estaban encima del aparato de radio y escribía mientras escuchaba la voz, sobre la marcha.

   —Es muy fácil… Lo cojo todo en taquigrafía.

   Se acercó y me alargó el papel. A partir de aquella noche, siempre he llevado ese papel conmigo.



   Ponía, algo más debajo de los signos taquigráficos:

   Niel lang geleden slaagden matrozen er in de sirenen, enkele mijlen zuidelijd van de Azoren, te vangen.

   Y la traducción: «Hace poco, unos marineros consiguieron atrapar unas sirenas a pocas millas al sur de las Azores.»

   —Está en neerlandés. Pero lo ha leído con un leve acento flamenco de Amberes.

   Giró el botón para que dejásemos de oír la voz. Había dejado la luz verde. Bueno, pues en eso consistía su trabajo. Le daban una lista de los programas que tenía que oír, de día o de noche, y tenía que traducirlos para el día siguiente.

   —A veces son programas que llegan desde muy lejos…, locutores que hablan lenguas muy raras.

   Los oía de noche, en su cuarto, para practicar. Me lo imaginaba tendido en la cama, en la oscuridad que perforaba aquella luz verde.

   Se había vuelto a sentar en el borde de la cama. Me dijo que desde que vivía en aquel piso no utilizaba casi la cocina. Había otra habitación, pero la tenía vacía y no entraba nunca en ella. Por lo demás, a fuerza de oír todas esas lenguas extranjeras, acababa por no saber muy bien en qué país estaba.

PATRICK MODIANO - "Joyita" - (2017)


Imágenes: Cent LDN

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