Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 1 de abril de 2024

VIENE A DESENTERRAR HUESOS


Es verano. A lo lejos se escucha el chapoteo y los gritos de la piscina municipal. Huele a cochiquera y cloro. Paula ha bajado del taxi. Viene a desenterrar huesos. Dijimos que sus pincelitos nos cosquilleaban la mandíbula, pero esa frase era expresión de un deseo —hace tanto que no nos afeitamos— o licencia poética. Las horas muertas y la generosa compañía del sempiterno maestro fusilado han hecho de nosotros auténticos eruditos. No. Paula viene a hacer preguntas para desenterrar huesos. No. Viene a ser la chica del wéstern, como sentenciaría el detective —inepto Arturo Zarco— después de mirarla una vez y dejarla abandonada. Registramos la secuencia de acciones de la coja al poner el pie sano en este lugar sin fundadores. Seremos también su dulce compañía. Una más atenta que la del detective bujarrón. No la abandonaremos ni de noche ni de día. Somos los niños perdidos y las mujeres muertas que le acariciaremos los labios y le provocaremos sed, angustia, calambres, cuando lleguen los peligros. Nuestra ayuda no le servirá de gran cosa.

   Paula se desplaza por o sobre —«¿Maestro?»— las líneas de este pueblucho. Tendrá que aprender rápido, olfatear esquinas, reconocer los orines de cada habitante. La observamos. No le quitamos ojo. Nos intuye, se da la vuelta, pero no puede vernos. Somos muy rápidos evaporándonos. Hoy vemos a Paula confusa: de no ser así, no se estaría dirigiendo hacia la única casa, hacia el único rincón, donde nunca, jamás, debería haber puesto sus asimétricos pies de cojita guapa.

MARTA SANZ - "pequeñas mujeres rojas" - (2020)


Imágenes: Lana Crooks 

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