Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 10 de abril de 2024

¿ME QUERRÁS PASE LO QUE PASE?


Otra de las reconfortantes listas que elaboro es la lista de razones por las que me casé con Marion.

   Porque la quería, por supuesto.

   ¿Por qué la quería, entonces?

   Porque era (es) sensata, inteligente, guapa.

   Porque no usaba el amor para descubrir el mundo: no miraba a la otra persona (supongo que me refiero a mí) como herramienta para obtener información.

   Porque tardó en acostarse conmigo, pero no se resistió con principios remanidos; y después no demostró arrepentimiento alguno.

   Porque en el fondo, pienso, a veces, me inspira cierto temor.

   Porque una vez le pregunté: «¿Me querrás pase lo que pase?», y ella contestó: «Tú te has vuelto loco.»



   Porque era la hija única de una familia bastante rica. «El dinero no es el combustible del amor —dijo Auden—, pero proporciona excelente leña.»

   Porque tolera que haga sin descanso listas como esta.

   Porque me quiere.

   Porque si es verdad, como observó Maugham, que la tragedia de la vida no es que mueran los hombres sino que dejen de amar, entonces Marion es una persona de quien uno podría incluso dejar de estar enamorado; tendría sus compensaciones.

   Porque dije que la quería, y no hay posibilidad de volverse atrás. No pretendo ser cínico. Según la ortodoxia, si un matrimonio se funda sobre algo que no sea la verdad absoluta, ésta siempre acabará por salir a la luz. Yo no me lo creo. El matrimonio te aleja de la verdad, no te aproxima a ella. Tampoco aquí quiero ser cínico.

JULIAN BARNES - "Metrolandia" - (1980)


Imágenes: Nick Brandt

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