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lunes, 22 de abril de 2024

¿ES USTED BUENO, MALO O NORMAL?



—Joven, este lugar no le sienta bien a nadie que no haya nacido y crecido aquí. Es decir, a nadie que conozca otra cosa. Esto es el purgatorio, todo el que llega está cumpliendo condena, la única duda es cuánto va a durar. Yo llevo aquí diez años, y desgraciadamente sé que ya no saldré jamás con vida.
   —Bueno, puede que yo no tenga tantos pecados que purgar…
   —No confíe en eso. No voy a preguntarle por su pasado, pero le diré que no sólo cumplen condena los malos, también la cumplen los buenos. Y la bondad es casi el peor de los pecados, sobre todo porque tiene una fama excelente.
   —Eso casi parece un epigrama… ¿También pasó por aquí Oscar Wilde?
   —Vaya, también tiene usted sentido del humor…, lo felicito sinceramente. No, ése cumplió condena en Riding, y no por lo que generalmente se dice… Pero un hombre cultivado como usted entenderá perfectamente otra de mis teorías —hace una pausa para sorber coñac con sifón—. Verá, según todas mis observaciones, la humanidad se divide en un 90, un 5, y otro 5 por ciento. El primer cinco por ciento de los humanos son crueles y egoístas, los llamaremos «los malos». El otro cinco por ciento esta formado por los cándidos y abnegados, los llamaremos «los buenos». Y el 90 por ciento restante no son ni buenos ni malos: a éstos los llamaremos «los normales». Bien, pues todos los problemas del mundo los causan los buenos y los malos involucrando a los demás en sus trifulcas… Pero discúlpeme, yo suelo hablar mucho, ¿le molesta a usted que le hablen mucho?
   —No…, le agradezco la conversación.


   —Bien, entonces le diré que si sólo existieran los malos y los normales simplemente el 95 por ciento de la población viviría esclavizada por los primeros, eso sería todo. Sabrá usted que el hombre común es perfectamente capaz de adaptarse a la esclavitud, igual que es capaz de adaptarse al clima adverso, a las epidemias o a la pobreza, y después de todo no resultaría tan enojoso mantener a cuerpo de rey a tan sólo un cinco por ciento de la población, ¿no le parece?, tocaría a muy poco esfuerzo per capita…
   —Es posible. Pero si los normales pueden soportar a los malos, con más facilidad podrían soportar a los buenos, y ni siquiera les haría falta vivir esclavizados. ¿No dice eso algo en favor de los buenos?
   —De ninguna manera, joven. Ustedes los buenos están tan obcecados en su papel de salvadores de almas que, si de pronto desaparecieran todos los malos, tomarían al peor cinco por ciento de los normales y los convertirían en sus nuevos enemigos. En cualquier grupo en el que integre usted a un hombre bueno siempre encontrará a alguien contra quien enarbolar la bandera de la bondad. Al malo le hace feliz esclavizar al prójimo, pero el bueno tiende con la misma intensidad a reprimirlo, lo cual es al menos tan desesperante como lo otro —trago al coñac con sifón para celebrar el razonamiento—. ¿Sabe usted algo de magnetismo?
   —No mucho… Pero si no es preguntar demasiado, ¿es usted bueno, malo o normal?
   —Yo soy un viejo bebedor y lujurioso, como Maupassant… ¿Sabía usted que el muy libertino presumía de poder completar diez cópulas en una noche? Yo nunca llegué a tanto, para qué nos vamos a engañar, pero tuve mis momentos… En fin, respondiendo a su pregunta, pertenezco al grupo de los normales: vivo y dejo vivir. 

PABLO TUSSET - "En el nombre del cerdo" - (2006)

Imágenes: Ewa Juszkiewicz

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