Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 27 de enero de 2024

HASTA LOS PROTONES ACABABAN DESINTEGRÁNDOSE

 


 Bajó los pies de la mesa, se levantó, sacó una botella de whisky de entre los rollos de película, se sirvió en el vaso donde había tomado leche en polvo, lo movió, se lo tomó de un trago, le preguntó si creía en Dios, se sirvió otro whisky y volvió a sentarse frente a ella, que, desconcertada por su pregunta, primero pensó responderle con aspereza, pero luego, intuyendo que le sonsacaría más cosas si le daba una respuesta seria, contestó que no podía creer en un Dios pues, por un lado, no sabía cómo imaginárselo y era incapaz de creer en algo que no lograra imaginarse en absoluto, y, por el otro, no tenía la menor idea de lo que él, que acababa de preguntarle por su fe, entendía bajo la palabra Dios, ese Dios en el que ella debía o no creer, a lo que él replicó que, si existía un Dios, este era puro espíritu y, como tal, pura observación, sin posibilidad de intervenir en el proceso de evolución de la materia que desembocaba en la pura nada, pues hasta los protones acababan desintegrándose, y en cuyo curso surgían y perecían la Tierra, las plantas, los animales y los hombres, solo siendo observación pura podía Dios permanecer incontaminado por su creación, cosa que también valía para él como cámara, pues también él debía limitarse a observar, de no ser así se habría descerrajado un tiro en la cabeza hacía tiempo, cualquier sentimiento como el miedo, el amor, la compasión, la ira, el desprecio, la venganza o la culpa no solo perturbaba la observación pura, sino que la hacía imposible, tiñéndola de sentimientos, de suerte que él se vería involucrado en aquel mundo asqueroso en vez de mantenerse al margen, la realidad se percibía objetivamente solo a través de la cámara, de forma aséptica, solo esta era capaz de fijar el tiempo y el espacio en los cuales se desarrollaba el acontecimiento, mientras que sin cámara el acontecimiento se desvanecía, apenas vivido era ya pasado, es decir, solo recuerdo y, como todo recuerdo, algo falseado, ficción, (...)

FRIEDRICH DÜRRENMATT - "El encargo" - (1986)

Imágenes: Sun-Hyuk Kim

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