Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 11 de junio de 2024

ESO ES LO QUE MÁS NECESITAMOS RECORDAR EN TIEMPOS DE GUERRA


Vimos en la televisión que una de las bombas explotó en el zoológico. Vimos a los rinocerontes en la calle, a las personas corriendo en todas direcciones, Ben dijo esto no puede ser y tres días después estaba en la zona de guerra con tres veterinarios en un jeep cargado de medicinas. De las trescientas especies que había en el zoológico sobrevivieron treinta y cinco. Ben era de la idea de que había que hacer lo posible, por pequeño que fuera, para solucionar un problema mayor. Eso hizo, eso hacía, lo que estaba en sus manos. Los animales son, los animales eran todo para él. El conflicto armado continúa, pero Ben consiguió que el zoológico ahora esté protegido. Me acuerdo, esa noche me llamó desolado. Todo era pestilencia, nubes de moscas, cadáveres y el olor a hierro de las cantidades de sangre que había por todas partes. No, nunca le importó poner su vida en riesgo. Rescató a los animales que escaparon, entre ellos, rescató a los rinocerontes que vimos en la televisión. Los rastreó, estaban en un zoológico privado, entre las especies exóticas de un político. 



Al ataque sobrevivieron algunas especies grandes en muy malas condiciones. Consiguió comida, se encargó de dejar las jaulas en buenas condiciones, y, con ayuda de algunos organismos que apoyan nuestra reserva, enviaron otros animales al zoológico para mantener a cada especie como corresponde. Pronto lo reinauguraron. En los zoológicos y en las bibliotecas nuestros hijos aprenden qué es la empatía, eso es lo que más necesitamos recordar en tiempos de guerra, dijo cuando recibió la medalla, en negritas está lo que dijo allá, en la nota que recorté de la prensa enmarcada a la izquierda allá, al lado de esa foto con Ana, nuestra nieta, unos meses antes de que Ben muriera. A veces me parece una frase extraña, una frase falsa, como si fuera a volver esta noche, como si volviera de pronto para abrir la puerta del refrigerador y ver qué quedó de la tarde. Porque eso es lo que hacía por las noches, cuando comenzaba a oscurecer, antes de la cena le gustaba picar las sobras de la tarde que quedaban en el refrigerador. 


 

(...) Nada era como ahora es, hoy todo es de fácil acceso, todo se comunica fácilmente con un botón, con un clic haces lo que antes no imaginabas siquiera. Hace poco, hace no demasiado tiempo era distinto. Antes había que estar, había que ir, trasladarse, viajar y también había que tener un teléfono fijo. Uno de esos teléfonos pesados, con cable espiral, uno de esos objetos ahora jubilados, emancipados de la vida útil. Así pasa con los objetos en desuso, se van inutilizando, se jubilan de la vida diaria, se independizan de la realidad. Me imagino que todos esos teléfonos ahora deben ser una curiosidad en alguna tienda, una rareza en alguna casa. Pero en ese entonces era un aparato necesario, era la única forma de comunicarme con mi familia en México, y fue necesario durante décadas para comunicarnos con los amigos, algo muy lejano a lo que le tocará a Ana, mi nieta.

BRENDA LOZANO - "Cómo piensan las piedras" - (2017)


Imágenes: Sofía Crespo

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