Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 13 de febrero de 2024

TESTIMONIOS (2)


TESTIMONIO 042


   Mi trabajo aquí es fundamentalmente de carácter administrativo. Sí, así es. Yo distribuyo las tareas diarias. También me corresponde cuidar de que la dotación humana de la tripulación no sufra una nostalgia tan feroz que sus miembros se queden en estado catatónico. Cosa que veíamos con cierta frecuencia al principio. Para sorpresa de todos, los objetos de las salas se han revelado beneficiosos en lo que se refiere a dichos ataques de nostalgia, y los empleados humanos que, en virtud de sus labores concretas, tienen la oportunidad de ir al valle de Reciente Descubrimiento muestran enseguida signos de mejora y buen humor. Mi preferido es el mayor de ellos, ese de las profundas estrías amarillas. Cuando el sol incide sobre el objeto, las estrías se encienden como ascuas y dejan escapar una sustancia de apariencia resinosa. Como no hay ventanas en la habitación donde los custodiamos, a veces lo subimos a la sala panorámica. Cuando orbitamos alrededor de Reciente Descubrimiento existe una posición adecuada en la que el sol incide en la sala panorámica llenándola de una luz cálida y ondulante, como agua luminosa. Entonces el gran objeto, colocado en el centro de la sala, resplandece. De todas las ranuras fluye el líquido de aroma delicioso. Cualquiera que se encuentre en la sala en dicho instante se ve inundado de una felicidad que no soy capaz de describir con palabras. Cuando la nave prosigue su trayectoria ya fuera del alcance de la luz de la estrella, se oye un resuello que procede del gran objeto, como de extenuación. Lo limpiamos bien con paños húmedos y lo llevamos de nuevo a la habitación. En nuestros brazos parece cansado. He dado permiso a los miembros de la tripulación para que conserven esos paños, que sé que colocan sobre sus rostros cuando van a dormir. Yo también descanso con el paño de ese modo, y eso me ayuda, aunque no sepa explicar muy bien de qué manera.



TESTIMONIO 063


   Él era un miembro excepcionalmente bueno de la tripulación, se encargaba de sus tareas de modo inmejorable. En otros tiempos tuve una casa situada en las afueras de Enero 01, lo que antes era Naestved. Al principio, cuando todavía no los habían ubicado y se escapaban y se escondían en los bosques, algunos acudían a mí para que los ayudara en esto o aquello y se alojaban en mi casa por un corto período de tiempo. No temo reconocerlo porque, aunque en aquel entonces sí que se castigaba, ahora creo que hasta vosotros podréis comprender que yo solo intentaba hacerles un sitio en nuestro mundo de manera que pudieran convertirse en miembros productivos de la sociedad. También vosotros habéis comprobado que aptitudes desde luego no les faltan. La primera generación era un poco más salvaje, les costaba controlarse, sí, ¿qué? Claro, sus sentimientos, eso debió de ser en realidad. Eran muy divertidos. Los compararía con soldados de infantería fuera de servicio. Una maravillosa cabellera resplandeciente. Su particular sentido del humor. ¿De qué manera habéis logrado programar eso? ¿O a lo mejor no lo hicisteis? ¿Es cierto que algo así solo puede surgir en virtud del principio del azar inherente? ¿Diríais, a partir de vuestros conocimientos sobre el tema, que son susceptibles de ser amados? Y, en ese caso, ¿habría que amarlos como a seres humanos o como a los perros?

OLGA RAVN - "Los empleados" - (2018)


Imágenes: Mason Lindroth

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