Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 3 de febrero de 2024

POR EL NIÑO QUE FUE UNA VEZ


Dejé de leer su historia clínica porque se me partía el corazón. No por el asesino convicto de hoy, por el niño que fue una vez. Por aquel muchacho enfadado, despreciado, agredido, abandonado a su suerte, al que yo conocía a través de los ojos de un educador tras otro, un oficial de prisiones tras otro, un psicólogo tras otro y otro y otro que hacía un informe, que lo juzgaba, que lo analizaba no desde su potencial, sino desde su destino. Lo miraban convencidos de que era todo inútil. Quizá lo fuera. Rellenaban sus formularios mientras lo recibían de otro centro o lo enviaban al siguiente, cumpliendo con la normativa aséptica del que no está obligado a amar o no puede hacer más o se enfunda una coraza profesional. Ahí quedaba, sobre letra ilegible de médico, el retrato de bitácora del futuro asesino al que los investigadores y la prensa acudíamos al revés, comenzando por el crimen, como si lo primero que hubiera hecho en su vida fuera matar y ahora viviera hacia el nacimiento, a contracorriente, en un extraño rebobinado que acababa en el día de su poco clara concepción. El informe de doscientas páginas que me había dado la comandante Mena era un extracto tras otro de anotaciones médicas, cronologías, aseveraciones perfectamente estructuradas, que se convirtió en el peor paseo por el dolor que he tenido que hacer para escribir un libro. Yo fui allí, a cada hogar infantil, centro juvenil, correccional, prisión, hasta llegar al hospital, al ingreso psiquiátrico forzoso, a los centros de desintoxicación, al horror de un día de otoño, bajo las alas del milano, entre las flores rotas y el martillo ensangrentado.

LEA VÉLEZ - "La sonrisa de los pájaros" - (2019)


Imágenes: Mark Powell

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