Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 15 de febrero de 2024

SCRIPTA MANENT


—Intentaré explicárselo. No será fácil, ya que usted no está activo en Facebook ni en Twitter. Entre muchas otras cosas, Internet se ha convertido en un lugar de encuentro de personas solitarias. En el pasado, uno iba al parque, se sentaba en un banco y esperaba a que alguien se sentara a su lado para entablar conversación. O iba a un café y empezaba a charlar con el que se sentaba a la mesa de al lado. Era la manera de vencer la soledad y, a menudo, era una forma de hacer nuevos amigos. Hoy en día ya no se va al parque ni al café. Uno se sienta ante el ordenador, le da al teclado y espera encontrar interlocutores en Facebook. —Hace una pausa y espera, por si tengo preguntas sobre el tema. No las tengo y continúa—: Hay, sin embargo, dos diferencias muy significativas. Mi padre, defensor de la dictadura militar, solía decir: «La cara es el espejo del alma». Aquí no hay caras, señor comisario. Llegas a tener un montón de amigos pero no conoces sus caras. La única esperanza es un encuentro en Facebook. La otra diferencia tiene que ver con la comunicación. En el banco y en el café la comunicación es oral. En Internet la comunicación se hace por escrito. Esto significa que los que hacen amistades en Internet tienen un mínimo nivel de educación.

 


  Pero lo más importante es que la palabra escrita ejerce mucha más influencia que la palabra oral. El scripta manent, lo escrito queda, es una expresión muy sabia, y lo escrito queda en Internet. Si hablamos con alguien, a menudo tenemos que esforzarnos en recordar qué nos dijo exactamente. En Internet basta con retroceder hasta el mensaje escrito para recuperar literalmente lo que se ha dicho. —De nuevo hace una breve pausa, me observa y prosigue—: Pasemos ahora al profesor en cuestión. Imparte clases en la universidad, por lo tanto, le seduce la palabra escrita, como a todos los profesores. Si la mujer que se puso en contacto con él tiene cierto nivel de educación y cierta habilidad en la escritura, no le habrá sido nada difícil convencerlo. Lo segundo, que por desgracia nunca sabremos, es el grado de soledad que afligía a ese hombre. No sabemos cuánto le costó el divorcio ni el hecho de haber perdido todo contacto con su hijo. Usted me lo ha descrito como una persona ambiciosa. Si a eso añadimos su bulimia, que subraya el cariz insaciable de su carácter, entenderá que el trabajo de la señora de Kozani debió de ser muy fácil.

PETROS MÁRKARIS - "Universidad para asesinos" - (2018)


Imágenes: The Grolier Club

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