Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 30 de noviembre de 2021

DOS SEGUNDOS DE MÁS

 


   En 1972 se añadieron dos segundos al tiempo. Ese año Gran Bretaña aprobó su adhesión al Mercado Común y se presentó al festival de Eurovisión con un tema de los New Seekers titulado Beg, Steal or Borrow. Esos dos segundos se añadieron porque era un año bisiesto y se había producido un desajuste en el tiempo debido al movimiento de la Tierra. Los New Seekers no ganaron en Eurovisión, pero eso nada tuvo que ver con el movimiento de la Tierra ni con los dos segundos de más.

   La adición de tiempo aterraba a Byron Hemmings. A sus once años, imaginación no le faltaba. Se quedaba despierto en la cama, figurándose que llegaba el tan temido momento, y se le aceleraba el corazón. Vigilaba los relojes, tratando de sorprenderlos in fraganti.

   —¿Cuándo lo harán? —preguntó un día a su madre.

   Apostada ante la nueva encimera del desayuno, ésta cortaba manzanas a dados. El sol entraba a raudales por las puertas acristaladas, dibujando en el suelo una cuadrícula tan nítida que el chico jugaba a pisar los recuadros.

   —Seguramente mientras estemos dormidos —contestó.

   —¿Mientras estemos dormidos? —Aquello era aún peor de lo que creía.

   —O quizá mientras estemos despiertos. —Byron sospechó que en realidad su madre no lo sabía—. Dos segundos no son nada —añadió ella con una sonrisa—. Anda, acábate el Sunquick. —Tenía la mirada reluciente, llevaba la falda planchada, y se había secado el pelo.


   Byron se había enterado de los segundos de más por su amigo James Lowe. James era el chico más listo que Byron conocía, leía el Times a diario. La adición de dos segundos era de lo más emocionante, según James. Primero el hombre había conseguido llegar a la Luna y ahora se disponía a alterar el paso del tiempo. Pero ¿cómo podían dos segundos surgir de pronto, como salidos de la nada? Era como intentar añadir algo que en realidad no existía. No era seguro. Cuando Byron se lo señaló, James se limitó a sonreír. «Eso es el progreso», dijo.

   Byron escribió cuatro cartas, una al diputado adscrito a su jurisdicción, otra a la NASA, otra a los editores del Libro Guinness de los Récords, y la cuarta y última a la BBC, a la atención del señor Roy Castle. Luego se las dio a su madre para que las echara al correo, asegurándole que se trataba de algo importante.

   Recibió una fotografía firmada de Roy Castle y un folleto profusamente ilustrado sobre el alunizaje del Apolo 15, pero ni una sola referencia a los dos segundos de más.

RACHEL JOYCE - "El año que duró dos segundos" - (2013)


Imágenes: Steeven Salvat

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