Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 1 de noviembre de 2021

CHARLES CHAPLIN NO EXISTIÓ

 


    —El cine no es lo que parece, sino que es otro mundo, y la realidad tampoco es la realidad. Eso es lo que ellos creen, a mí no me preguntes. Ah, y Charles Chaplin no existió. No pongas esa cara, ya sé que es una parida mental, pero tú querías saberlo.

   —¿Y Charlot?

   —Pues ahí está el tema, que Charlot sí existe. Humphrey Bogart tampoco existió, pero el tío del café de Casablanca sí, y también la tía, pero no Ingrid Bergman. No existieron Orson Welles ni John Wayne, pero sí el ciudadano Kane y el vaquero de Centauros del desierto. También dicen que los actores vivieron alguna vez, que en algún momento hubo un hombre que se llamó Charles Chaplin, pero las películas que hizo Charlot anularon a Chaplin hasta tal punto que fue como si nunca hubiera existido. Alfred pone un ejemplo muy bonito: dice que es como el bloque de piedra cuando se convierte en una escultura, que deja de ser para siempre un bloque de piedra, aunque quizá no del todo, ¿entiendes? Como si la escultura se tragara al bloque de piedra. Esto pasa con toda obra de arte, pero resulta que en el cine la obra de arte es el personaje, y el actor desaparece en él y deja de existir…



   —Creo que se refieren a que hay personajes que son más famosos que el actor que los interpreta.

   Gemma negó con la cabeza.

   —No, no es eso. El actor desaparece y el personaje sigue vivo. Lázaro dijo un día que era como quemar leña: los troncos se vuelven negros, se hacen cenizas, pero surgen las llamas. El actor pierde luz y se vuelve oscuro como nosotros, pero su sombra persiste y vive por él, a pesar de que es falsa.

   —¿Falsa?

   —Esto es lo más complicado: el personaje es falso pero existe, el actor es real pero no existe. ¿Eres capaz de entenderlo?

JOSÉ CARLOS SOMOZA - "La ventana pintada" - (1998)


Imágenes: Ana María Hernando

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