Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 16 de agosto de 2024

TAQUILLA INVERSA


Los pies de los músicos se movían como marcas de agua por el suelo del escenario. Aquella noche actuarían a taquilla inversa y el Hit Pub estaba bastante lleno. No es que importara el dinero, era más una cuestión de respeto, repetía como un mantra Jim a Polidori, como si éste tuviera que llevar un libro de frases definitivas de la gira. La taquilla inversa significa que cuando estuviera bien avanzada la actuación se pasaría el sombrero. No quedó claro si quien debía hacerlo era Polidori o alguien de detrás de la barra, pero la cuestión es que no lo hizo nadie. Acabado el concierto, el dueño del Hit Pub se sintió mal por la situación y les pagó con algo de dinero de debajo de la caja y con una bolsa de maría. La actuación había estado bien, pero todos tenían ganas de acabar para recoger sus cosas y acudir al edificio que tenían ocupado unos amigos de Diego y tocar allí.



   Con la camper y los instrumentos y la bolsa de maría, en veinte minutos ya estaban fuera de Vinaròs. En la okupa el alcohol era previsiblemente malo, la gente simpática, muy joven o ya muy vieja, más que vieja, gastada, toda con tatuajes y las consignas en camisetas y zamarras como borradas en una pizarra. Una parte de Kasa Tomada no tenía techo y parecía un pesebre sin vaca, burro ni Niño Jesús. Probablemente se trataba de una vieja planta de oficinas y si mirabas al suelo veías trozos de azulejo, como en las barracas o los palacios venecianos. Se anunciaban talleres de casi cualquier cosa en carteles con pintura roja, negra y lila y una serie de combates de boxeo no profesional para un domingo, y al fondo, bajo techo, había algo parecido a un escenario donde unos locos gritaban no se sabía muy bien qué contra los poderes ocultos y el ejército y Dios y vuelta a empezar. El cuarto de hora que tardaron aquellos cuatro chicos que les precedían con su actuación, los ocuparon Jim y el resto en beberse unas cuantas cervezas convenientemente frías y colocar la bolsa de marihuana sobre la barra con la esperanza de encontrar a alguien con un síndrome aún desconocido y maravilloso de querer liar porros convulsivamente. Jim recordó que los Beatles llegaron a tener gente a sueldo cuya única función era liarles canutos. A nadie le pareció aquello un despilfarro. Uno de los chavales que estaban en la conversación preguntó quiénes eran los Beatles. Nadie contestó, aunque todos lo habían escuchado, pero seguramente todos pensaron que era un capullo porque hay cosas que se saben y ya.



   Llegado el momento subieron al escenario y enchufaron los instrumentos. La noche era fabulosa. Uno de los amigos de Diego propuso también hacer allí lo de taquilla inversa, pero todos estuvieron de acuerdo en tocar gratis. «Siempre se toca gratis», dijo alguien.

   Oh, por supuesto.

   Claro que sí.

   «La Vieja Izquierda Franciscana de los cojones», pensó Jim, y algo parecido, Polidori.

   «¿Subís ya?», la voz aniñada de quien más o menos trataba de mantener horarios y turnos en aquel lugar sacó a todos del limbo. Jim y Eileen iban ya camino del escenario y Cowboy algo más rezagado junto a Diego. «¿Es vuestra esta maría?», preguntaron a Polidori y éste dijo que sí, haciéndose cargo del botín y pasándose el resto de la noche repartiendo felicidad. «¿Necesitáis algo más?» Les quedaba decidir qué iban a tocar pero, sin haberlo comentado, era evidente que se guardaban 1985 para campings y garitos. No tocaron 1985 en Señor Pollo y tampoco lo harían allí.



Arriba del escenario, Jim trataba de entenderse con un amplificador de guitarra que iba a tener que hacer de caja de resonancia de su bajo. Diego sonreía debajo de sus ojos ya enrojecidos. Eileen y Cowboy, detrás de sendos micrófonos crepitantes, con las guitarras colgadas, se miraban entre ellos, palpándose algo parecido a la alegría. Ella quizá recordara cuando estuvo viviendo en okupas, al poco de estar en España, a veces con Jim pero no siempre. Cowboy es probable que sólo anduviera pensando en que era maravilloso volver a sentirse joven y vivo, vivo y a punto de tocar con sus amigos la música que seguía amando casi como el primer día en esa burbuja de noche de verano.

CARLOS ZANÓN - "Love song" - (2022)


Imágenes: Alex Gamsu Jenkins & Joe Taylor

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