Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 15 de noviembre de 2022

SE MUERE GENTE QUE ANTES NO SE MORÍA


Los primeros trece casos fueron en Rosario. Hubo siete más en Córdoba y dieciocho en Salta, pero nadie los relacionó hasta que fue demasiado tarde, cuando las muertes se multiplicaron, dejaron de ser «casos» aislados y alguien, un oscuro empleado de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud, tras notar que en las grandes ciudades había un incremento extraordinario de defunciones en el rubro Y34, «evento no especificado de intención no determinada», levantó la vista de las planillas y dijo:

—Se muere gente que antes no se moría.

El hombre fue a la Secretaría de la Dirección de Estadísticas, explicó que su trabajo era acomodar a los muertos según las 2054 causas de muerte tabuladas y lo frustraba —así dijo— la cantidad de defunciones inespecíficas.

Para cuando el secretario le comunicó la inquietud al director de Estadísticas y este pidió audiencia con el subsecretario de Salud, los muertos que antes no se morían ya se contaban por cientos y los diarios titulaban: «Una enigmática pandemia hace estragos en los centros urbanos».

Los muertos no tenían nada en común: ni sexo, ni edad, ni oficio, profesión o antecedentes médicos. La mayoría ni siquiera había consultado a un doctor en los últimos meses. La única característica que los hermanaba —además del deceso— era que todos vivían en grandes ciudades del centro y norte del país.

LILIANA ESCLIAR - "Tumbas rotas" - (2020)


Imágenes: Andreas Senoner 

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