Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 21 de noviembre de 2022

ASÍ ES COMO TERMINÓ LA HISTORIA


Jule creía que cuanto más sudas en el entrenamiento, menos sangras en el campo de batalla.

Creía que la mejor manera de evitar que te rompan el corazón es fingir que no tienes.

Creía que la manera en la que hablas es, a menudo, más importante que cualquier cosa que tengas que decir.

También creía en las películas de acción, en el levantamiento de pesas, en el poder del maquillaje, en la memorización, en la igualdad de derechos y en la idea de que los vídeos de YouTube pueden enseñarte un millón de cosas que nunca aprenderás en la universidad.

Si confiara en ti, Jule te contaría que estuvo un año en Stanford con una beca de atletismo.

—Me inscribieron —explicaba a la gente que le caía bien—. Stanford es División Uno. El colegio me dio dinero para la matrícula, para los libros y para todo lo demás.

¿Qué pasó?

Jule se encogería de hombros.

—Quería estudiar literatura victoriana y sociología, pero el entrenador era un pervertido —diría—. Tocaba a todas las chicas. Cuando me tocó a mí, le golpeé donde más duele y se lo conté a todos los que quisieron escucharme: profesores, estudiantes, el Stanford Daily. Lo grité desde lo más alto de esa estúpida torre de marfil, pero ya sabes lo que les pasa a los atletas que cuentan historias de sus entrenadores.

Chasquearía los dedos y bajaría la mirada.

—Las otras chicas del equipo lo negaron —diría—. Dijeron que estaba mintiendo y que el pervertido nunca había tocado a nadie. No querían que se enteraran sus padres y les daba miedo perder la beca. Así es como terminó la historia. El entrenador mantuvo su trabajo y yo dejé el equipo, lo que significó perder la ayuda económica. Así es como una estudiante sobresaliente se convierte en alguien que abandona los estudios.

EMILY LOCKHART - "Todo es mentira" - (2017)


Imágenes: OMD

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