Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 16 de julio de 2022

NO DEJABA A OTROS TOMAR DECISIONES


 Hablaba demasiado. Habría sido más fácil frenar el mundo que frenar sus palabras. Pero importa lo que no dijo. Más revelador su silencio; y las frases que decía, en todo caso, cuando nadie lo escuchaba. El abuelo caía, caía en silencio, igual que una piedra al fondo de un lago. La profundidad de su caída podía medirse por aquello que dejaba de decir, las cosas que dejaba de hacer. Dejaba de hacer una y otra cosa. Dejó, por ejemplo, que su mujer se fuera, asunto que antes habría impedido con un bate. Dejó de ver a sus hijos. Se alejó, dejó que se fueran. Dejó de comer. Fue retirando uno a uno los alimentos. Entró en un régimen alimenticio para quitarse la vida a los setenta y dos años.

Su suicidio no fue un arrebato. No era un adolescente desesperado, no era un hombre endeudado ni un actorsucho frustrado. El presidente honorario de la Organización Mundial de Gastroenterología hacía lo que quería y moriría cuando sus tripas quisieran. Supo cómo hacerlo. Supo cómo hacer para que no pareciera lo que fue, para que su muerte pareciera natural, pues no habría querido que nadie narrara su final tal como fue.



Su carácter no le habría permitido morir como muere un anciano al que le cambian los pañales. No dejaba a otros tomar decisiones, mucho menos dejaría que la vida tomara una decisión por él. Además, Emilio Nassar y la medicina tenían relación. Una relación larga, una relación estrecha. Pero ¿se puede comprender por qué alguien decide dejar de golpear?

Empezó su dieta el día que me llamó para invitarme a un restaurante. El día que me contó mil cien veces la llamada telefónica de la abuela. El día que despotricó contra el pediatra y contra el salero. Ese día que le pidió a un mesero que se llevara el salero, retiró la sal. Tenía que empezar con algo. Fue retirando paulatinamente una y otra cosa. Vertió su conocimiento para ponerse fin. Volteó los papeles: él decidiría cuándo, no la vida. Invirtió los papeles: la medicina estaría a favor de su muerte. Quería callar de una vez por todas. Tal vez porque el dolor sucede al placer con la misma seguridad con que la muerte sigue a la vida.

BRENDA LOZANO - "Todo nada" - (2009)


Imágenes: Konsu

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