Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 28 de abril de 2022

MÁS VALE LA PANTALLA QUE VERLO SOBRE EL TERRENO

 


En eso andaban mis pensamientos cuando sobrevino ese fenómeno: estrépito descomunal no lejos de aquí, acompañado enseguida de estridencias, aullidos, clamores: me olí un suceso grave, de esos de los que la televisión se hace eco al instante. Me levanté para encender el televisor, me volví a acostar para mirarlo, aguardé un poco y no tardó, interrupción de la programación, flash informativo según el cual un fragmento aeroespacial acababa de destruir un edificio a trescientos metros de mi lecho, de donde en cualquier caso no me moví.

Habría podido vestirme aprisa y corriendo para ir a inspeccionar qué había ocurrido exactamente, pero en ese final de noviembre debía ya de agolparse en el frío una multitud y, dadas mis dimensiones, por encima de los hombros de aquella gente me exponía a no enterarme de nada y pillar un catarro. Preferí verlo descrito en la televisión, ya que las catástrofes son como las aglomeraciones deportivas, y más generalmente como todo: más vale la pantalla que verlo sobre el terreno, se distinguen con mayor claridad los efectos de conjunto y los detalles de la acción, los primeros planos sucediendo a las cámaras lentas que intercalan síntesis para instruir al espectador. Sobre todo, no se expone uno a los movimientos multitudinarios, los empujones y la promiscuidad, que es un factor de fechorías, campo de acción favorito de los carteristas y los manoseadores, por más que yo no sea la pieza ideal de esos predadores, y todavía menos de los otros.

JEAN ECHENOZ - "Vida de Gérard Fulmard" - (2020)


Imágenes: Shaun Downey

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