Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 4 de julio de 2020

VERGÜENZA, SANGRE Y DEGRADACIÓN


Salí del hotel para buscar afanosamente un boticario o un médico, pero me sorprendí a mí mismo pensando en las mujeres y el amor. Nunca había estado con una mujer más de una noche, y siempre había sido con putas. Y aunque en todos esos encuentros fugaces intenté mantener una relación cariñosa con las chicas, sabía que en el fondo era falsa, y después siempre me sentía frío y derrumbado. Desde hacía aproximadamente un año había dejado por completo las relaciones con prostitutas, convencido de que era mejor vivir sin esa pantomima de cariño. Y aunque no era realista para un hombre en mi situación pensar esas cosas, no pude evitarlo: vi mi gruesa figura reflejada en los escaparates de las tiendas frente a las que caminaba y me pregunté: ¿Cuándo logrará este hombre ser amado?


(...) Mi núcleo interior empezaba a expandirse, como siempre me sucedía antes de un estallido de violencia, como un bote de tinta que se vuelca y cubre todo el marco de mi mente con su contenido incesante e infinito. Empecé a notar un picor y un hormigueo en la piel y el cuero cabelludo, y me convertí en una persona diferente de mí, o en un segundo yo, y esa persona estaba encantada de salir de las sombras hacia el mundo de los vivos donde podría hacer lo que e diese la gana. Me sentí a la vez perdido y desgraciado, y me pregunté: ¿Por qué me entusiasma esta transformación en animal? Empecé a respirar agitadamente, mientras que Charlie seguía silencioso y tranquilo, y con un gesto me indicó que también yo permaneciese callado. Estaba acostumbrado a controlarme así, provocándome y controlándome en la batalla. Qué vergüenza, pensé. Vergüenza, sangre y degradación.
PATRICK DeWITT - "Los hermanos Sisters" - (2011)

Imágenes: Cheryl Tarrant

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