Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 14 de octubre de 2023

¿TODA ESA MASA NEGRA SON...?


Entró en el coche preparado para un bombardeo de quejas.

   Estas sin embargo no tuvieron lugar. Beatriz seguía entretenida con sus juguetes, mientras Carol estudiaba atentamente algo que sostenía entre las manos. La guantera estaba abierta. Carol, con el ceño fruncido por la perplejidad, contemplaba las fotos realizadas hacía meses.

   —¿Qué haces?

   De inmediato Héctor se percató de que el tono de alarma no era el más prudente.

   —Me aburría. ¿Qué es esto?

   Se acercaba las fotos a la nariz y luego las alejaba, tratando de discernir lo que aparecía en ellas.

   Realizadas sin más iluminación que el flash de la cámara, en las fotos no se apreciaba gran cosa. Tan solo unos cúmulos negros, carentes de forma, como manchas de escoria. La ausencia de muebles u otros objetos que pudieran servir como referencia hacía difícil valorar las dimensiones de los grupos de moscas.

   En su mayor parte solo reflejaban trozos de pared salpicados de manchas negras, de las que sobresalían tenues destellos. Reflejos arrancados por el flash a las alas de los insectos.

   —¿Tiene usted la cámara estropeada?

   Héctor puso el coche en marcha y se incorporó al tráfico.

   —El carrete era viejo. Supongo que estaba deteriorado. O que habrá habido un fallo en el revelado.

   Se reprochó su dejadez. Debería haber retirado las fotografías para guardarlas en lugar seguro. O mejor aún, destruirlas.

   —Es curioso —dijo Carol interesada—. Parecen moscas.

   Barajó las fotos hasta dar con una que ofrecía un plano corto de un trozo de pared. Se la mostró a Héctor poniéndosela ante la cara y tapándole la visión de la carretera.

   —Sí. No sé —dijo él apartándose.

   —Aquí y aquí. Parecen moscas.

   —Puede ser. Es difícil distinguir algo.

   —¿Dónde las hizo?

   —No las hice yo. Son de un carrete viejo. Quise hacer unas fotos a Beatriz y me encontré con él en la cámara. Llevan ahí meses —dijo señalando la guantera.

   Carol las revisó una vez más antes de devolverlas al sobre donde habían estado guardadas.

   —Debería comprar una cámara digital.



   (...) Héctor dejó sobre la mesa el sobre con las fotos, liberado por fin de su reclusión en la guantera.

   —¿Qué es eso?

   Beatriz se abrazaba a las piernas de su tío. Quería que la alzase en brazos. El batiburrillo de comida de la cazuela desprendía un olor confuso y grasiento.

   —Las fotos que me pediste hace meses.

   —…

   —Si no quieres verlas deberíamos deshacernos de ellas. Hoy las ha encontrado Carol.

   Grego se envaró.

   —¿Cómo?

   —Le he dicho que el carrete estaba defectuoso. Me parece que se lo ha creído. Pero debemos tener más cuidado.

   Fue a tirar el sobre al cubo de la basura.

   Grego lo detuvo.

   Tomó el sobre y se sentó a la mesa. El hermano mayor ocupó su lugar frente a la cazuela. Se concentró en revolver la cena. Podía sentir a Grego tras él, pasando las fotos una a una.

   —¿Toda esta masa negra son…?

   —Exacto.

   —Hay cientos.

   —Probablemente miles.

   Hablaban sin mirarse. Uno ocupado con la cena y otro con las fotos.

   —Y tú entras ahí para alimentarlas.

   —Así es.

   Héctor sirvió la comida. Colocó los platos en la mesa, junto con cubiertos, vasos y servilletas. La niña intentaba encaramarse a una silla. El olor de la comida había vuelto a abrirle el apetito. Su padre le dio un yogur y la dejó quedarse con ellos un rato antes de acostarla; en otro caso no les permitiría cenar en paz.

   Llegado al final del fajo de fotografías, Grego las estudió de nuevo, empezando por la primera. Del mismo modo que Carol había hecho antes, se las acercaba a los ojos y las alejaba, tratando de distinguir las imágenes. Cuando terminó las dejó a un lado, boca abajo.

JON BILBAO - "El hermano de las moscas" - (2008)


Imágenes: Bill Mayer

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