Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 3 de marzo de 2021

EL TEMBLOR DE LO QUE ES ÚNICO

   


  Se trata de esa cosa, prosiguió muy despacio, que sale de la persona hacia fuera sin que ella lo pueda controlar. Eso que seguramente solo una persona lo tenga en el mundo.

 La irradiación de la personalidad, pensé, ese resplandor interior. O la oscuridad interior. El secreto, el temblor de lo que es único. Todo lo que va más allá de las palabras que describen a una persona, más allá de las vicisitudes por las que haya pasado, más allá de las cosas que se vieron truncadas y que lo distorsionan. Eso mismo que cuando empecé a ejercer de juez me juré, inocente de mí, que buscaría en cada una de las personas que compareciera ante mí, ya fuera un acusado o un testigo. Que nunca sería indiferente a ello. Que eso es precisamente lo que tendría en cuenta en el momento de dictar sentencia.

   Ya hace casi tres años que no ejerzo de juez, le confesé de repente, hace tres años que estoy, por decirlo de alguna manera, retirado.

   


   ¿Ya? ¿Qué pasó?

   Por un momento dudé si contárselo.

   Me fui, le dije, me prejubilé.

   ¿Y qué haces ahora?

   Nada de particular. Estoy por casa. Me ocupo del jardín. Leo.

   Se quedó callado. Me di cuenta de que se ponía en guardia y eso me gustó.

   Lo que pasó, me encontré diciéndole, para mi sorpresa, es que mis sentencias empezaron a ser demasiado enérgicas para el gusto del sistema.

   Ah, ya…, murmuró él.

   Demasiado agresivas, añadí con una risita, el Tribunal Supremo me las revocaba siempre.

   También le conté que protagonicé algunos ataques de ira contra los testigos que mentían con toda desfachatez, contra los procesados que les habían hecho cosas terribles y abominables a sus víctimas y también contra sus abogados, que seguían torturando a esas mismas víctimas en sus turnos de interrogatorio. Mi error, seguí contándole, como si conversáramos todos los días, fue decirle a un abogado famoso y muy bien relacionado que lo consideraba la escoria del género humano, y con eso, en realidad, me sentencié.

DAVID GROSSMAN - "Gran Cabaret" - (2014)

Imágenes: Jeff Faust

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