Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 11 de enero de 2021

LAS RELIQUIAS SENTIMENTALES NO MERECEN LA ETERNIDAD

 


Como el dinero, se dice, también el capital erótico se va escurriendo sin que uno se dé cuenta, solo se toma conciencia de él cuando desaparece, y se escudriña en el espejo con una mirada desprovista de piedad, evaluando las partes de su cuerpo o de su cara donde puede radicar el error. Es cierto que desde que está en La Escapa se ha descuidado. Lleva el pelo desarreglado y áspero, la ropa de trabajo no le favorece y las horas bajo el sol, más que broncear su piel, la han enrojecido y resecado. Pero debe de haber algo más. Algo que tiene que ver con la edad, con el peso —más que con el paso— del tiempo.

Prefiere no pensarlo y, como tantas otras cosas, deja la idea aparte, en cuarentena.

  (...) Se levanta pero no se decide a hacer nada en concreto. Sobre la mesa está la traducción por donde la dejó, una página con una reflexión acerca del silencio, de notre silence en particulier, une qualité de silence en particulier. Pero si el silencio es la ausencia de palabras, ¿cómo puede existir un silencio en particular? ¿No deberían ser iguales todos los silencios, como es igual siempre el color blanco? Es obvio entonces que lo que distingue a los silencios es todo aquello que los rodea, empezando por las causas. El silencio de Andreas cuando el sexo acaba, ¿es el mismo que el de ella? Nat intuye que no, que está hecho de otra pasta.



   (...) A menudo, cierra los ojos y se aferra a la imagen de sus manos recorriéndole los costados. El tacto de sus dedos la primera vez, en su cintura. La camiseta puesta que acentúa la desnudez restante. La oscuridad destacando el dibujo de sus cuerpos. El repiqueteo de las gotas de lluvia, rebotando en la chapa. Piensa que un solo instante —por ejemplo, ese instante— basta para justificar una vida completa: hay quien no tuvo ni siquiera eso. Pero otros recuerdos han perdido ya su validez. Los descarta uno a uno, hasta quedarse solo con ese primer día.

  Su memoria se ha encogido. Su memoria, ahora, es tan pequeña que le cabe en un puño. Las reliquias sentimentales, se dice, no merecen la eternidad.

SARA MESA - "Un amor" - (2020)

Imágenes: Gertrude Abrcrombie

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