Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 18 de septiembre de 2020

VERSIONES DEFECTUOSAS

 «Si pudiera enseñarme cómo llevarme bien con las mujeres, me sería muy útil».

   «Puedo decirte algunas cosas».

   «Acepto cualquier ayuda que me quiera ofrecer».

   «Las mujeres piensan que los hombres son, en cierto sentido, versiones defectuosas de las mujeres», empezó.

   «Los hombres, en cambio, piensan que las mujeres son versiones defectuosas de los hombres. Ambos sexos están atrapados en el engaño de que sus puntos de vista personales son universales. Ese punto de vista —que cada sexo es una versión defectuosa del otro— está en el origen de todas las desavenencias».

   «¿Eso cómo me ayuda?», pregunté.

   «Las mujeres se definen por sus relaciones y los hombres se definen por a quién ayudan. Las mujeres creen que el valor es el producto del sacrificio. Si estás dispuesto a sacrificar tus actividades favoritas para estar con ella, confiará en ti. Si estar con ella te resulta demasiado fácil, desconfiará de ti. Puedes hacer tus sacrificios de forma simbólica al principio: saliendo antes del trabajo para comprarle flores, cancelando tu partido de fútbol para salir con ella; esa clase de cosas».

   «¿Por qué parece que los tipos ricos y famosos son los que atraen a todas las mujeres?», pregunté.

   «En parte porque los ricos y famosos son capaces de hacer mayores sacrificios. El hombre corriente podría sacrificar una noche de televisión para estar con una mujer. El hombre rico y famoso podría sacrificar una semana en Tahití. Se podría hablar mucho de la atracción que ejerce el poder y la confianza que rezuma el hombre rico y poderoso, pero la capacidad de sacrificio es lo más importante».

   «¿Qué valoran los hombres?», pregunté.

   «Los hombres creen que el valor se genera por medio de los logros, y tienen objetivos para las mujeres en sus vidas. Si una mujer cumple esos objetivos, él cree que lo ama. Si no los cumple, él creerá que no lo ama. El hombre cree que si la mujer lo amara, se habría esforzado más, y siempre cree que los objetivos que fija para ella son razonables».

   «¿Qué objetivos?».

   «Los objetivos son diferentes para cada hombre. Es muy raro que compartan estos objetivos, porque si lo hicieran estarían invitando al desastre. Ninguna mujer toleraría que le diesen objetivos que cumplir».

   «Entonces, ¿qué debe hacer un tipo si la mujer que forma parte de su vida no cumple estos objetivos secretos? ¿Cómo puede conseguir que ella cambie?».

   «No puede», contestó.

   «La gente no cambia para cumplir los objetivos de otras personas. A los hombres se les puede moldear en algunos aspectos insignificantes —en la ropa que llevan, el corte de pelo, los modales— porque son aspectos que no resultan importantes para la mayoría de hombres. A las mujeres no se les puede cambiar para nada».

   SCOTT ADAMS - "Los escombros de Dios" - (2001)  

Imágenes: Jarek Puczel 

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