Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 2 de abril de 2020

PONER EN DUDA TODO CUANTO YO DIGA




En una de las primeras clases del profesor a las que asistió Joanes, aquel sorprendió a toda el aula con un encendido discurso en defensa del sistema de numeración duodecimal. Según su opinión, existían poderosos argumentos para reemplazar el moderno sistema de numeración de base diez por el de base doce. Los cálculos resultarían así mucho más sencillos, aseguró. Las multiplicaciones y las divisiones se agilizarían gracias a que el sistema duodecimal posee cuatro factores primos: el dos, el tres, el cuatro y el seis; mientras que el sistema decimal solo tiene dos: el dos y el cinco. Otro de los argumentos que esgrimió fue la amplia aceptación histórica y geográfica de la numeración de base doce, como evidencian la existencia de doce signos zodiacales, la división del año en doce meses y la de la unidad métrica del pie en doce pulgadas. Concluyó señalando, por si fueran necesarias más razones y más claras, que el ser humano está anatómicamente dotado para contar en base doce: cuatro de sus dedos de la mano poseen tres falanges; cuatro por tres es igual a doce. El pulgar actuaría como puntero a la hora de contar las falanges de los restantes dedos.

   Piensen en ello, los animó.





   Días después el profesor les preguntó si habían reflexionado sobre sus palabras. Las primeras voces a favor brotaron de forma tímida. Pero pronto muchas más fueron animándose, mostrando su conformidad con el sistema duodecimal y aportando nuevas razones para apoyarlo. El profesor escuchaba con sonrisa satisfecha. Al cabo de un rato el aula quedó en silencio. Todos los ojos permanecían fijos en él, a la espera de lo que dijera sobre la viva reacción ocasionada por su discurso. Pero lo que hizo fue reírse, y su risa sonó como cuando se frota una piedra contra otra.

   Son ustedes estúpidos, dijo a los alumnos. ¿Cómo pueden pensar que considero un buen motivo para cambiar nuestro elegante sistema de numeración, o cualquier otro, los signos del zodiaco o que haya doce lunas llenas al año?

   Y repitió.

   Estúpidos.

   Y añadió:

   E ignorantes.

   Para entonces había dejado de reír y su rostro había adoptado una tonalidad cárdena.


  Les conté esa sarta de necedades para poner a prueba su capacidad de cuestionamiento. Y lamento comprobar que es nula. A partir de ahora, los increpó señalándolos con un dedo amenazador, es su obligación poner en duda todo cuanto yo diga desde esta tarima o escriba en esa pizarra. Absolutamente todo.
JON BILBAO - "Padres, hijos y primates" - (2011) 

Imágenes: Edward Szutter
 

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