Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 22 de abril de 2020

EL VASO DE LA PASIÓN



Al menos desde los tiempos de Hermes Trimegisto, se tiene la certeza de la existencia de un cilindro transparente, invisible e intangible, situado en el espacio interpulmonar de los seres humanos. Es el vaso de la pasión. En él se vierten los jugos hormonales, los fluidos del cuerpo, los sueños y los anhelos del espíritu. Ese líquido lo derramamos en el objeto de nuestro deseo. Puede ser una actividad privada o profesional, un cuadro, un libro u otro ser humano. Por impedimentos puramente materiales, el vaso no es igual en todos nosotros y el contenido pasional tampoco. Los hombres grandes lo tienen de mayor tamaño que los pequeños y en los varones suele ser más amplio que en las hembras. 



Cuando nuestro objeto deseado es otro ser humano, los cilindros se unen. Aparentemente se convierten en vasos comunicantes. Si el acoplamiento fuese perfecto, el nivel de la pasión se mantendría constante en los dos seres, pero no es así. El canalículo de unión es siempre irregular. A consecuencia de ello el nivel pasional difiere de un ser a otro, incluso tras el intercambio de los apasionantes fluidos. Siempre uno ama más y otro se deja amar. Algunos hombres, muchas mujeres, tienen su vaso completamente vacío. Si lo ponen en contacto con el tuyo te dejan seco, sediento y agotado. Ésos son los auténticos vampiros, los chupadores de la pasión y del amor ajenos. Si tropiezas con uno, debes huir antes de morir por consunción o locura. Primero te secan el corazón, los humores vitales, los afanes, los sueños…, luego el cerebro. Ése es un punto sin retorno. Al alcanzarlo, o te pierdes en tus propias tinieblas o mueres deshidratado.
RAÚL GUERRA GARRIDO - "Cuaderno secreto" - (2003)

Imágenes: Ata Ptashich

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