Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 5 de marzo de 2020

LA MEMORIA DEL ÁRBOL



Un día mis padres fueron a verme a mi cuarto mientras hacía los deberes y me miraron con cara de estar a punto de decirme algo importante. Se sentaron en la cama.

   —Ven, siéntate aquí en medio, Jan, hijo.

   —Tu padre y yo tenemos que contarte algo.

   —Algo bueno.

   No parecía que fuera nada bueno, por las caras que ponían.

   —El abuelo Joan y la abuela Caterina van a venir a vivir con nosotros a partir del mes que viene.

   Esperé a ver si sonreían, pero nada. Para mí era una buena noticia, digna como mínimo de un «¡Viva!» y un abrazo. Los abuelos en casa con nosotros, como en vacaciones pero al revés.

   —¿Puedo ponerme contento?

   —Pues claro, hijo.

   —¿Y vosotros por qué no estáis contentos?

   —Aún tenemos que hacernos a la idea del cambio —contestó papá cogiendo a mamá muy fuerte de la mano.

   Cuando se fueron, acabé los deberes de inglés con una letra que no era del todo mía, las aes y las oes se me habían desinflado.



(...) —Chico, menudas prisas.

   El abuelo no puede seguirme el ritmo al andar. Hoy llevo el paso de mis padres cuando aún tienen la cabeza llena de trabajo.

   —Así no te fijas en nada.

   —Pero ¡si me sé el camino de memoria!

   —Eso te crees tú.

   Se para y mira a su alrededor. Se acerca a un plátano. Primero dirige la vista a las raíces y luego la va subiendo hasta que no puede doblar más la nuca.

   Entonces yo lo imito y no veo nada especial. Él se queda así un buen rato, hasta que le tiro de la mano:

   —Abuelo, ¿qué has visto?

   —Miro sin más. No hace falta ver nada.

   Y su cara me dice que me guarde esa frase, que no diga nada más, que mire hacia arriba y espere, que ahora mismo me estoy fabricando un recuerdo.



(...) De pequeño decía que papá en el trabajo se dedicaba a contar historias, pero ahora ya sé que lo que cuenta es la Historia, con hache mayúscula, grande, importante. Él dice que es la hache de la humanidad, la hache de los hombres, y que la escribimos en mayúscula porque aguanta mucho peso, el peso del mundo desde que es mundo. Y ese peso es lo que explica en sus clases de la universidad. Cuando no investiga.

   Papá lo que querría ser es investigador. Y yo cuando dice eso me lo imagino entre pirámides o con un microscopio y una bata blanca. Pero él investiga con guantes blancos y libros antiguos que huelen como a iglesia. Dice que la Historia ya ha pasado, pero que hay que investigarla, entenderla y saber explicarla para que no se repita, para que la humanidad vaya hacia delante y no en círculos.

TINA VALLÉS - "La memoria del árbol" - (2017)

Imágenes: Zoe HS 

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