Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 12 de marzo de 2020

ODIO EL DENTISTA




Odio el dentista. A veces en casa me hacen ir. Me lleva mi madre.

   Cuando entras lo primero es el olor. Se me revuelve el estómago y me da miedo. Cuando abres la puerta de dentro suena un timbre. En la pared hay una ventanilla y detrás hay una enfermera que corre la ventanilla y te pregunta tu nombre. Luego me siento. Todo está en silencio menos el acuario que tiene burbujas. Del techo sale música. En las paredes hay cuadros de niños que me guiñan el ojo muy muy contentos.

   Se abre la puerta y la enfermera dice mi nombre toda sonriente. Entonces yo tengo que entrar. Entro en el cuarto, hay agua gorgoteando, y ella me sienta en el sillón y lo echa hacia atrás y me pone un babero y una cosa detrás del cuello.

   Delante de mí está el torno, tiene cables y ruedas y mangueras. Se dobla. Hay diferentes puntas que él le pone. Todas son para hacerme daño.

   Entonces me quedo sentado y no pasa nada pero al lado grita un niño. Luego viene la enfermera y dice «Abre». Habla muy bajo. En el dentista todos hablan muy bajo, y yo me muero de miedo. Luego ella me clava cuchillos en las encías y me rasca los dientes.




   Luego el doctor Stahl entra muy rápido, lleva mucha prisa y finge estar muy muy contento pero yo sé que no lo está porque una vez le di una patada en los huevos. Fue cuando tenía cinco años. Pero ahora sé que en el dentista debes guardar la compostura. Él tiene un torno y yo no. El doctor Stahl mira mi papel, luego me mira la boca. Tiene un espejo pegado a un palito y me mira la boca (a veces yo finjo que soy él con una cuchara pero te hace aparecer cabeza abajo) y yo le pregunto si tengo alguna caries pero lo único que él dice es «Abre».

   Luego él saca todos los instrumentos y me hace ruido en los dientes y dice «Tratrán tratrán pasa el tren por la ciudad» pero no hace ninguna gracia. Dice: «Avísame si te hago daño» pero yo no puedo porque me tiene la cara sujeta. Luego coge una cosa puntiaguda y me la mete en la muela y escarba y a mí me da como una electricidad y duele tanto que me retuerzo todo. Luego él dice: «Ahora veamos cómo está la planta baja».

   Mira mi papel y apunta cosas. Yo le pregunto: «Por favor, ¿tengo caries, me va a poner el torno?». Y el doctor Stahl responde: «Abre».

   Me atornilla en la boca una cosa de metal con algodón y me pone el aspirador bajo la lengua que me chupa toda la boca y coge el torno y me lo mete en la boca y empieza dentro de mí un ruido como de aviones a reacción y todo se calienta mucho y me da vueltas la cabeza y duele tanto que me caeré y él está inclinado encima de mí y yo le miro la cara pero ya no sonríe. Duele muchísimo. Intento decirle que pare solo un segundo pero no puedo porque él venga con el torno y si me muevo puede cortarme la lengua. Duele tanto que casi me levanto, y él me aguanta con el codo. Entonces oigo una sirena dentro de la cabeza, viene a buscarme una ambulancia. El torno me atraviesa la boca hasta la cabeza y llega a los ojos y me duele la sangre. Nadie me ayudará. Nadie me ayudará.

   Cuando salgo del consultorio mi madre dice: «¿Has visto que no era tan terrible?».

HOWARD BUTEN - "Cuando tenía cinco años, me maté" - (1981)

Imágenes: Kate Miller-Wilson 

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