Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 7 de marzo de 2020

REGALOS ÚTILES



Habían llegado a una etapa, ocho años después de iniciar su relación, en la que habían empezado a hacerse regalos útiles, que, más que expresar sus sentimientos, reafirmaban su proyecto de vida en común. Mientras desenvolvían juegos de perchas, botes de cristal para la despensa, un aparato para deshuesar aceitunas o un sacapuntas eléctrico, comentaban: «Justo lo que necesitaba», y lo decían en serio. Incluso si el regalo era ropa interior, ahora ya tenía un sentido más práctico que erótico. En una de las celebraciones de su aniversario de boda, él le había entregado una tarjeta en la que ponía: «Te he limpiado todos los zapatos», y en efecto lo había hecho, rociando todo el ante con impermeabilizador, frotando con una crema blanqueadora unas viejas zapatillas deportivas que ella todavía usaba, dándole a sus botas un brillo militar y tratando el resto de su calzado con betún, cepillo, trapo, trabajo duro, devoción y amor.

   Ken había decidido renunciar a los regalos ese año, ya que su cumpleaños caía tan sólo seis semanas después de que se mudaran a la nueva casa, pero ella no quiso ser exonerada. Así que el sábado al mediodía, él palpó con cuidado los dos paquetes que tenía ante él, tratando de imaginar lo que contenían. Solía hacerlo en voz alta, pero si lo adivinaba, ella se mostraba visiblemente decepcionada, y si conjeturaba alguna tontería, ella mostraba otro tipo de decepción. Así que ahora cavilaba para sus adentros. El primero era blando: tenía que ser una prenda.

   —¡Guantes de jardinero! Justo lo que necesitaba.



   Se los probó, admiró su combinación de flexibilidad y resistencia, valoró las tiras de cuero que reforzaban la tela rayada en determinados puntos. Era la primera vez en sus vidas que tenían jardín y éste era su primer par de guantes.

   El otro regalo era algún tipo de caja rectangular; cuando estaba a punto de sacudirla, ella le advirtió que contenía piezas delicadas. Arrancó las tiras de celo con cuidado, porque guardaban el papel de envolver para reutilizarlo. Una vez abierto, encontró un maletín verde de plástico. Con el ceño fruncido, lo abrió y vio una hilera de tubos de ensayo de cristal con sus tapones de corcho, un juego de botellas de plástico que contenían líquidos de diferentes colores, una larga paleta de plástico y un surtido de misteriosas semillas y plantadores. Si se hubiese puesto a conjeturar a lo tonto, quizá hubiera planteado que era una versión avanzada de un equipo de detección de embarazo casero que utilizaron en una ocasión, cuando todavía tenían esperanzas de tener un hijo. Pero sabía que era mejor no hacer la comparación. En lugar de eso, leyó el título del manual de instrucciones.

   —¡Un equipo para analizar la tierra! Justo lo que necesitaba.

JULIAN BARNES - "Pulso" - (2011)
Imágenes: Elena Gualtierotti

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