Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 7 de octubre de 2019

MUIRAKITAN



Dalton la extrajo del bolsillo y la mostró a sus amigos. Joan dejó caer el folleto y la tomó para verla mejor, acercándosela a los ojos, de cara al sol.

   —Es un amuleto —precisó Dalton.

   Joan adquirió una expresión entre sonriente y asombrada. Lina apeló a sus reservas de civilización para no demostrar mucho interés y Azor miraba la piedra con ojos escrutadores. Un amuleto puede o no tener significación para las gentes, en un sentido personal, pero aun el más incrédulo admite que lleva una carga de misterio. En este caso, su cualidad mágica estaba reforzada por la actitud de Dalton, por cuanto había dicho y hecho, y era muy singular que a esa pequeña piedra estuvieran ligados sucesos que relacionaba con la suerte y el destino. El grupo estaba poseído de una curiosidad atenta y las palabras «interesante», «extraño», «original», aparecieron repetidamente, combinadas en frases breves. Dalton mostraba un aire de singular complacencia ante la reacción de sus amigos. Si bien analizaban la piedra con cuidado, demostraban un interés real y podía atribuírsele todo ello, una vez más, a los poderes ocultos que el amuleto llevaba en sí.

   —Es un muirakitan —dijo Azor.

   —¿Qué? —exclamó Lina, como si la extraña palabra la asombrara.

   —Un muirakitan —repitió Azor.



  El raro nombre aumentó el interés. En el fondo de las palabras reside una dosis de magia que el hombre ha desvalorizado a fuerza de derrocharlas. Algunas religiones antiguas tienen palabras cuya pronunciación adecuada, a la cual se llega por el perfeccionamiento individual, da gracia y poderes sobrenaturales. Otras religiones siguen utilizando un idioma especial que no entiende el común de los fieles. En los comienzos del lenguaje, el hecho de poder dar nombre a las cosas, de poseerlas por medio de la voz, debió tener para el hombre un encanto maravilloso y en alguna forma oculto. El mundo comenzó a ser dominado en virtud de la palabra. El vacilante ser humano pudo orientarse por la voz. Y es revelador que en las viejas historias existan palabras mágicas que abren puertas, destruyen obstáculos, rinden voluntades y cuyo secreto no se explica jamás. El prestigio ancestral de la palabra revive ante las voces extrañas, como si su particular sonido abriera puertas cerradas en el alma.

   —Parece una palabra muy remota —comentó Lina.

   —Lo es —acotó Azor, añadiendo—: muy lejana en el tiempo…
CIRO ALEGRÍA - "Cuentos quirománticos" - (1978)


Imágenes: Russ Rowland

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