Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 28 de julio de 2023

¡CONGELA, MEMORIA!


Daane hacía documentales para la televisión que ideaba y producía él mismo, alquilaba sus servicios como cámara cuando le interesaba el tema y, alguna que otra vez, si le venía bien o si realmente necesitaba dinero, también hacía algún que otro anuncio para la empresa de un amigo. Como era infrecuente resultaba emocionante, luego no volvía a hacer nada durante un tiempo. Había tenido una mujer y un hijo, pero ambos habían muerto en un accidente de avión y ahora sólo le quedaban fotos en las que ellos se alejaban algo más de él cada vez que las miraba. Habían pasado diez años; una mañana partieron sin más hacia Málaga y ya nunca regresaron. Una toma hecha por él mismo pero nunca vista. La mujer rubia con el niño a la espalda. El aeropuerto de Schiphol, en la cola del control de pasaportes. Bien mirado, el niño es demasiado mayor para llevarlo a la espalda. Él la llama, ella se gira. ¡Congela, memoria! Allí están ellos, vueltos hacia él noventa grados durante un segundo. Ella ha levantado la mano, el niño se despide gesticulando con sus bracitos menudos. Otra persona filmará su llegada, que desaparecerá junto con el bungaló, la piscina y la playa en la masa grumosa, negra y coagulada en la que desaparecieron sus vidas. Él recorre la fila y le entrega a ella la pequeña cámara portátil. Eso fue lo último, luego desaparecen. Le resulta incomprensible el enigma que plantean las fotos; es demasiado grande, no puede desentrañarlo. Sucede con algunos sueños: tienes la necesidad de gritar muy fuerte y no puedes; un sonido que no emites pero que oyes, un sonido de cristal. Vendió la casa, se deshizo de la ropa y de los juguetes, como si todo estuviera infectado. Desde entonces se ha convertido en un viajero sin equipaje, con ordenador y cámara portadles, teléfono móvil, radiorreceptor de alcance mundial y un par de libros. Tiene contestador en su apartamento de Amsterdam Norte; es un hombre con máquinas, con fax en la oficina de un amigo. Hilos invisibles, sueltos y fijos, le unen con el mundo. Voces, mensajes. Amigos, casi siempre de la profesión, que llevan la misma vida. Pueden usar su apartamento y él los de ellos. Por lo demás, hoteles o pensiones de modestos precios y tamaño: un universo en movimiento. Nueva York, Madrid, Berlín, en todas partes —piensa ahora— hay un nicho. Todavía no se ha deshecho de esa palabra; ni de la simple, Geschichte, ni desde luego tampoco de la compuesta, geschiedenis.

CEES NOOTEBOOM - "El día de todas las almas" - (1998)


Imágenes: Lindzeanne


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