Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 3 de mayo de 2022

ME DEDICO A MIS LIBROS

 


Ah, también me gusta la gente. Me gusta que vengan a verme para charlar un rato, o para jugar al ajedrez o a tomar una copa, o para todo junto. Me gusta estar un par de horas en Smiley’s o, en otra taberna, alguna que otra vez al cabo de la semana. También me gusta jugar al póker de vez en cuando.

Pero normalmente, una tarde cualquiera, me dedico a mis libros. Dos paredes de la sala de estar están cubiertas de libros, y ya la invaden otras dos estanterías de la alcoba, e incluso hay un estante en el baño. ¿Qué quiero decir con incluso? Creo que un baño sin estantería está tan incompleto como lo estaría uno que no tuviese retrete.



Y además son buenos libros. No, no me sentiría solitario esta noche, incluso si Al Grainger no viniera para jugar al ajedrez. ¿Cómo podría sentirme solo con una botella en el bolsillo y con tan buena compañía esperándome? Vaya, si leer un buen libro es algo casi tan entretenido como escuchar a quien lo escribió. Es mejor en cierto sentido, porque uno no tiene porqué ser educado con él. Se puede cerrar y hacerle callar en cualquier momento si se precisa y coger otro distinto. Y uno se puede quitar los zapatos, y poner los pies en la mesa. Se puede beber y leer hasta olvidarse de todo menos de lo que uno está leyendo; se puede olvidar quien es uno mismo y el hecho de que hay un periódico que te cuelga del cuello como una piedra de molino, todo el día y todos los días, hasta que se llega a casa, al refugio y al olvido.

FREDRIC BROWN - "La noche a través del espejo" - (1950)


Imágenes: Tara Mapes

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