Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 6 de agosto de 2021

TAN RARA VEZ DICE LA VERDAD

 


  Tan rara vez dice la verdad que, cuando la oyes de sus labios (el 29 de marzo de 2020), cobra la fuerza de una revelación: «Ojalá pudiéramos volver a la vida de antes: teníamos la mejor economía de la historia, y no la muerte.» 

     Bueno, quizá no fuera la verdad pura y dura: la primera parte de la frase no era verdadera ni falsa, sólo describía un deseo; pero resonó con su eco suplicante en mi interior, y admito que por un momento lo sopesé en la mano como una manzana reluciente. Parecía un deseo honesto en «tiempos de guerra»: ésa es la analogía que ha elegido, aunque en 1945 nadie deseaba volver a la «vida de antes» (a 1939) salvo para resucitar a los muertos; el desastre exigía un nuevo amanecer, y sabemos bien que sólo una nueva forma de pensar puede llevar a un nuevo amanecer. Aun así, cuando dijo: «Ojalá pudiéramos volver a la vida de antes» sorprendió a su público en un momento de debilidad: en bata, llorando, en medio de una llamada de trabajo (o con un bebé apoyado en la cadera y en medio de una llamada de trabajo), improvisando un traje de protección para armarse de valor y coger el metro para ir a un trabajo que no se puede hacer desde casa mientras millones de niños aburridos se subían por las paredes. Y sí, en ese contexto de fragilidad generalizada, la evocación de «la vida de antes» sonaba como un consuelo, aunque fuese mera retórica, como «érase una vez» o «¡pero sigo amándolo!». No obstante, la segunda parte de la frase me devolvió el sentido común: era humo, humo, humo. Al menos el diablo es consecuente; solté la manzana y, ¡ay!, estaba podrida y llena de gusanos.

ZADIE SMITH - "Contemplaciones" - (2020)


Imágenes: Kengo Kuma

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