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miércoles, 16 de junio de 2021

¿DÓNDE ESTÁ AHORA LAIKA?

 


Además de la cabra había comunistas, muchos comunistas —por entonces había muchos, al parecer—, un montón de comunistas que venían a la casa de Picasso a comer de gorra y a hablar del Partido Comunista. Actores, actrices, otros pintores, escritores, cineastas: todos hablando del dichoso Partido Comunista, y yo me pregunto: ¿qué hizo el Partido Comunista por nosotros, los perros? Vale, lo de Laika y todo eso, pero ¿dónde está ahora Laika? ¿Comiéndose un hueso en el cosmódromo de Baikonur? ¿Moviendo la colita cada vez que pasa alguien y le echa un hueso de Dios-sabe-qué, un yak o algo así? No, está achicharrada y congelada después, dando vueltas por el espacio, con su destino simétricamente invertido al de una pizza congelada barata. Ah, y en un sello postal, pero eso es poco consuelo. ¿No podían enviar un gato, un conejo, quizá una jodida cabra? ¿Qué tal un comunista como los que venían a arruinarnos la noche a la casa de Picasso? ¿Alguna actriz francesa con pinta de no saber aún lo que son los antidepresivos y el jabón? Vale, los perros tenemos un olfato muy sensible, pero podría haber tenido sinusitis y sin embargo haber sabido cuándo un actor francés salía de París camino a nuestra casa, así de mal olían todos. Vale, Picasso no olía mejor, pero era Picasso: es decir, uno de los mejores pintores del siglo XX. Podría haber metido ambos pies en una charca de mierda y todos los pintores tendrían que habérselos besado. Todos menos Egon Schiele y Lucien Freud, que son los dos segundos mejores pintores del siglo XX.


 No importa. Allí estaba, en la casa de Picasso, aguantando a los comunistas y a la cabra y tratando de no llenarme las patas de pintura. Una vez me caí por error dentro de un tarro de pintura o algo así y me tuvieron que lavar con disolvente. Vale, no es gracioso. Así que, cuando no estaba manchándome o huyendo de la cabra, yo hacía lo que todos los perros: movía la cola, jugaba con Paloma y los otros niños, me echaba para que me rascaran la panza, me pillaba pulgas y garrapatas y arrastraba las orejas por el suelo como si fuera un rastreador indio que quisiera averiguar cuán cerca está la caballería. Nada mal para un perro dachsund nacido en Stuttgart en 1956. Una vez me trajeron una perra pija para que me apareara, cosa que no pude. (¿Podrías tú, delante del mejor pintor del siglo XX? Además se llamaba Lolita, y ya sabes que eso es sinónimo de problemas.) 

PATRICIO PRON - "La vida interior de las plantas de interior" - (2013)

Imágenes: Christina Massey

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