Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 12 de febrero de 2020

LA INSENSATEZ DE DARWIN


Entre un boletín y otro de noticias, Gershom Wald le hablaba, por ejemplo, de la insensatez de Darwin y de sus fieles: «¿Cómo se puede ni siquiera pensar que el ojo, o el propio nervio óptico, se fueron formando gradualmente, como respuesta a la necesidad de ver, mediante lo que ellos llaman selección natural? ¡Si no hay en todo el mundo entero ni ojo ni nervio óptico, nadie tiene ninguna necesidad de ver, y tampoco hay nadie ni hay nada que imagine el hecho mismo de la necesidad de ver!



 En modo alguno se puede pensar que de la no visión, de un infinito de oscuridad eterna que no tiene ni idea de que es oscuridad, surja de pronto una célula, o un grupo de células que, de la nada, empiecen a desarrollarse y a ver formas, colores y dimensiones. ¡Un preso necesita un estímulo exterior para buscar la libertad! Bueno. Además, la teoría de la evolución no tiene de ninguna manera ni la más mínima explicación para la aparición de la primera célula viva surgida de la quietud eterna y fosilizada del mundo inanimado. ¿Quién pudo surgir de pronto, de la nada, y empezar a enseñar a una molécula perdida de una materia inerte cómo debía despertar de repente de su quietud perpetua y empezar a crear fotosíntesis, es decir, empezar a transformar la luz del sol en carbohidratos y también a utilizar esos carbohidratos para poder crecer y desarrollarse?
AMOS OZ - "Judas" - (2014)

Imágenes: Fabian Oefner

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