Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 9 de agosto de 2019

ALCANZAR LA GLORIA


El día 2 de julio de 1961, mientras mi hermano y yo hacíamos la Primera Comunión, Ernest Hemingway se disparaba un tiro en la boca. Aquella misma noche, al llegar a casa, Fernando Nogueira nos dio la noticia. El amigo americano que había conocido en la guerra acababa de sufrir un accidente cuando limpiaba una escopeta de doble cañón. Los cartuchos le habían reventado la cabeza. Nosotros recibíamos a Dios con la boca abierta y él se introducía el frío acero de la escopeta de caza hasta el paladar. Luego cerramos los ojos y vimos el cielo. No sé qué vería Hemingway. Nadie sabe lo que ven los suicidas en el instante justo de matarse. Ni lo que ven los muertos. Estaba amaneciendo cuando apretó el gatillo contra el enemigo que lo acorralaba dentro.



 Al día siguiente salió la noticia en los periódicos. Sólo el diario local, donde trabajaba el señor Nogueira, hablaba de mi hermano y de mí en la sección destinada a los ecos de sociedad. En la foto aparecíamos vestidos de frailes. La túnica blanca, el crucifijo de madera colgado sobre el pecho y las palmas de las manos unidas; como si estuviéramos rezando por el alma del escritor que había decidido condenarse el mismo día en que nosotros emprendíamos el largo y tortuoso camino hacia la salvación eterna. Hasta entonces, yo había querido ser santo; pero después de ver el caso que nos hacían en el periódico decidí ser escritor y matarme. Ésa era la manera de alcanzar la gloria sin tener que llevar una existencia plagada de renuncias y sacrificios.

 JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA - "Pacífico" - (2008)


Imágenes: Anka Zhuravleva


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