Desapegos y otras ocupaciones.

lunes, 15 de agosto de 2022

PARA ESO ESTÁN LOS LIBROS


 Zavala era un excelente profesor. Nunca jamás consentía que ningún alumno interrumpiera una de sus clases con el insensato atrevimiento de participar en ella: ni preguntas, ni discusiones, ni muchísimo menos opiniones personales. Yo soy partidario de lo mismo y por eso iba a sus clases, porque detesto las clases participativas más que ninguna otra cosa en la vida, excepción hecha, quizá, del pan de molde, el salchichón y los programas de mano del cine Alphaville.

Su asignatura era “Crítica Literaria» y era temido en toda la Universidad por sus exámenes. Había escrito un voluminoso tratado en dos tomos acerca de los manuales de retórica renacentistas (casi todos ellos en latín) y esto era lo que utilizaba como libro de texto. Los alumnos teníamos que aprendemos aquellas tres mil páginas de memoria, y con eso a lo más que podíamos aspirar era a un cinco. Si queríamos más nota, teníamos que estudiar de verdad.



Las clases por descontado que nada tenían que ver con el libro de texto ni con lo que después preguntaba en los exámenes.

—Eso se lo leen ustedes en sus casas, cómodamente —decía—. Aquí han venido a escuchar lo que yo les diga. Aquí han venido a aprender, no a hacer preguntas.

No permitía tampoco que nadie tomara apuntes:

—Está científicamente demostrado que es imposible tomar apuntes y pensar al mismo tiempo, de manera que ustedes ocúpense de escucharme y de pensar en lo que yo les diga, y olvídense de los apuntes. Vale más haber pensado alguna vez sobre alguna cosa que tenerla apuntada con buena letra para el resto de la vida. Además, desengáñense ustedes, a partir de la invención de la imprenta, y sobre todo, con lo baratas que son las fotocopias, tomar apuntes carece de sentido. Eso sí que es una verdadera pasión inútil. Miren ustedes: todo lo que quieran aprender está ya seguramente escrito y puede ser adquirido, fotocopiado, pedido en préstamo a una biblioteca o a un amigo e incluso, aunque no crean ni por un segundo que yo se lo recomiendo, puede ser sustraído sin riesgo en cualquier establecimiento especializado. La finalidad de un profesor no es enseñarles, no se engañen ustedes. Para eso están los libros. La única finalidad de un profesor es seducirles. Un profesor debe de representar lo que ustedes estudian en los libros: lo mismo que hace un actor con el texto de una obra de teatro.

RAFAEL REIG - ""Esa oscura gente" - (1990)


Imágenes: Ben Zank 


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