Desapegos y otras ocupaciones.

domingo, 26 de septiembre de 2021

EMISIONES

 


  El coronel Randy Malone proyectó una segunda emisión para el mes de marzo coincidiendo con la celebración de la Semana Santa. Como es sabido, el nacionalcatolicismo del régimen de Franco identificaba el poder del Estado con la religión católica. Esto se traducía, por ejemplo, en que durante la Semana Santa estuviera prohibida cualquier manifestación lúdica, festiva o intrascendente que mellara la solemnidad y el rigor de las procesiones o el recogimiento penitente del sentir cristiano. Los cines, los teatros, los restaurantes cerraban sus puertas y en las emisoras de radio no se ponía más que música sacra y espacios en los que los curas adoctrinaban en la fe.

   El coronel Randy Malone, con el fin de provocar una reacción airada del Régimen y evaluar así la penetración que la televisión tenía en la España de los cincuenta, dio orden de contratar a quince prostitutas mulatas de los arrabales de Nueva Orleans. Las metieron a todas en un avión sin decirles una palabra de adónde iban y les hicieron aterrizar como llovidas del cielo en la base de Campo de Criptana. Una vez lavadas y desinfectadas con zotal las llevaron derechitas al plató y las desnudaron por completo. Acto seguido soltaron a un escuadrón de marines con la orden de aliviarse a discreción. Lo que allí sucedió fue retransmitido en directo por las cámaras de televisión con todo lujo de detalles durante las dos horas y media que duró el acontecimiento hasta que las fuerzas de las furcias se agotaron y las de los soldados languidecieron y se les desmoronó el empuje y se les descolgó el valor.


   Ningún alto cargo del Movimiento, ningún burócrata del aparato del Estado, ningún militar laureado del ejército español hizo comentario alguno sobre la retransmisión habida. Parecía como si nadie en el país estuviese en posesión de un aparato televisor o que quienes los hubieran tenido, tal vez por atender al discurso de las procesiones y los rosarios, no hubieran hecho uso de los mismos durante los días de la Semana Santa.

   El coronel Malone no se desanimó y proyectó con cuidado una tercera emisión que sería, esta vez sí, la definitiva. Tras mucho evaluar el carácter crédulo de los españoles y meditar largamente sobre su especial gusto por todo lo relacionado con lo sobrenatural, diseñó un noticiario que impactaría directamente en el talón de Aquiles del enemigo y evidenciaría de una vez por todas el grado de penetración de la televisión, así como su capacidad propagandística y manipuladora en el seno de las sociedades en vías de desarrollo. Todos los aspectos fueron cuidados hasta el más mínimo detalle para la ocasión con el fin de que nada fallara o saliera torcido. Hasta el corte del traje del locutor fue minuciosamente diseñado para provocar en el telespectador una sensación de confianza y credibilidad. Cuando todo, el guion de la noticia inclusive, estuvo listo, se buscó de entre los más prestigiosos locutores de programas radiofónicos de Latinoamérica a aquel que pudiera presentar el informativo con más aplomo, más sangre fría y más capacidad de convicción. El elegido fue un tal Víctor José Gayambos, un venezolano que trabajaba en Radio Periquito presentando un programa concurso para amas de casa. Se contactó con él a través de la Agencia Central de Inteligencia y se le ofreció la posibilidad de participar en el proyecto a cambio de una suculenta cantidad de dólares. Se le exigía que una vez terminada la retransmisión televisiva para la que se le solicitaba su ayuda, debería cambiar de identidad, de nacionalidad, de profesión y de país de residencia para no dejar rastro alguno de su existencia anterior. Víctor José Gayambos aceptó el encargo y fue trasladado en un avión de mercancía de la USAF a la base de Campo de Criptana. Allí se le explicaron los detalles de su cometido. Tenía que retransmitir en directo la noticia de la llegada a la Tierra de platillos volantes procedentes de Marte y convencer a los telespectadores españoles de la conquista de la Tierra por los alienígenas. Un trabajo fascinante, muy en línea con lo que Orson Welles, de quien el coronel Malone era admirador, había hecho en la radio unos años atrás.


Durante el vuelo a España, Gayambos sufrió un accidente. Cuando salía del retrete el avión cogió una turbulencia y el locutor se fue a estampar contra la salida de emergencia con tan mala suerte que los labios se le partieron con el canto del manillón. No se abrió la puerta de milagro, pero casi hubiera sido lo mejor. Al bajar a tierra los tenía hinchados como vulva de mona y con un aspecto tumefacto más repugnante aún. Aunque le pusieron hielo en abundancia, poco o nada pudieron hacer para rebajarle la hinchazón, así que cuando llegó el momento de sentarse ante las cámaras el pobre Gayambos hizo de tripas corazón, sacó la munición de su experiencia profesional y echó los restos en la contienda para cumplir mejor que nadie su tarea. El problema de vocalización se le presentó nada más empezar a leer las primeras frases del guion que le habían entregado. Comprobó con estupor que por mucho que lo intentase y debido a la hinchazón labial no podía pronunciar más vocal que la e. Gayambos se esforzaba, angustiado por aparecer inteligible ante las cámaras, pero cuanto más lo pretendía más univocálica le salía la fonética.

   Señoras y señores. Ésta es una emisión especial destinada al conjunto de la humanidad para hacer partícipes a todos los hombres de bien de una noticia de alcance histórico. A la fecha de hoy, personal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha hecho pública la existencia de vida inteligente en el planeta Marte. Los funcionarios adscritos a dicho centro han contactado con los marcianos a partir de un platillo volante que aterrizó ayer noche en la localidad vallisoletana de Pozal de Gallinas, a escasos kilómetros de Medina del Campo. El platillo volante descendió sobre un campo de alfalfa a altas horas de la madrugada y los vecinos, asustados, llamaron a la Guardia Civil. Al ver las grandiosas dimensiones de aquel objeto, la Guardia Civil puso en alerta al Ministerio del Aire, el cual mandó efectivos aerotransportados al lugar de los hechos, provistos de armamento adecuado para repeler un posible ataque extraterrestre. Del platillo volante descendieron tres mujercillas muy altas y delgadas con cabezas curvilíneas y escamosas como las de los besugos, sólo que de color carmín. Todas llevaban al descubierto sus rombos de Michaelis, unos rombos protuberantes y elipsoidales muy de admirar. Las marcianas, que hablaban en una lengua parecida al búlgaro, pidieron entrevistarse con el rey de la Tierra, a lo que se les repuso que nuestro planeta no contaba con una autoridad real única sino que el poder estaba dividido en países y en todo caso en bloques y que el que mandaba en España era Francisco Franco, Caudillo por la gracia de Dios.

   Así continuó Víctor José Gayambos relatando ante las cámaras la noticia del contacto humano con la civilización extraterrestre, pero usando únicamente como vocal la letra «e», lo cual venía a sonar del siguiente modo:

   Señeres y señeres. Éste es ene emesén especel destenede el qenjente de le hemeneded pere hecer pertécepes e tedes les hembres de ben de ene netece de elqence hestéreqe…

FERNANDO ROYUELA - "El rombo de Michaelis" - (2007)

Imágenes: Bjørg-Elise Tuppen

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