Desapegos y otras ocupaciones.

jueves, 29 de abril de 2021

IGUAL QUE MONOS A LAS RAMAS DE UN BAOBAB

 


Era un día perfecto para que no empezase esta historia. Estábamos en diciembre; hacía un frío de mil demonios que lograba que la ciudad se pareciera a mi vida como un plato roto a otro plato roto y yo acababa de tomarme en la barra del bar Montevideo, junto al instituto donde doy clase, un café de los míos, negro como la tinta, sin azúcar y tan caliente que le hubiera servido a la Santa Inquisición para quemar dentro de él a Galileo. Después había comprado el periódico, había subido a la sala de juntas para intercambiar con el resto de los profesores media docena de frases esponjosas y, finalmente, había ido a mi despacho para trabajar en una conferencia sobre la escritora Carmen Laforet que preparaba desde hacía un tiempo, y a esperar que llegase la primera visita de la mañana. Porque, desgraciadamente, estábamos a lunes y, desde que era jefe de estudios, todos los lunes, miércoles y jueves, de nueve a doce, recibía a los padres de los alumnos problemáticos que hubiesen pedido cita para hablar de sus hijos, que en su opinión eran unos Sócrates y en la mía un hatajo de gandules orgullosos de su pereza y su ignorancia, siempre con sus conversaciones sobre videoconsolas o líneas ADSL y agarrados a sus teléfonos móviles igual que monos a las ramas de un baobab. Un desastre.

BENJAMÍN PRADO - "Mala gente que camina" - (2006)


Imágenes: Ben Giles

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