Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 19 de febrero de 2021

UN AMOR QUE SE PARECÍA DEMASIADO A LA NOSTALGIA


Lamentaba haber empujado a Emily a abandonarme, no porque pensase que podía haber obrado de otra forma, sino porque ella, durante años, había tratado de evitar por todos los medios una situación que, por motivos que jamás he llegado ni llegaré a comprender, le resultaba ofensiva moralmente. Sus padres, que se casaron en 1939, seguían juntos y eran muy felices. Sabía que para ella el divorcio era el primer refugio para los débiles de espíritu y el último para los inútiles sin posible redención. Me sentía como alguien que ha obligado a una persona honesta a mentir por él, o a una persona ahorradora a dejar una propina desmesurada. Sentía también que amaba a Emily, pero de la manera fragmentaria y confusa en que uno ama a la gente cuando va colocado. Cerré los ojos y recordé los movimientos de su falda mientras bailaba una noche en un bar del South Side, al ritmo de Barefootin que sonaba en una gramola, el ángulo que formaba su cuello y el escote de su camisón cuando se inclinaba sobre el lavabo para lavarse la cara, el bocadillo de ensalada de atún que me ofreció una tarde ventosa mientras, sentados en una mesa de picnic en Lucía, California, tratábamos de atisbar el paso migratorio de las ballenas…, y sentí que amaba a Emily en la medida en que amaba todas esas cosas —de una manera que estaba más allá de la razón y con tal anhelo que sentía la necesidad de inclinar la cabeza—, pero era un amor que se parecía demasiado a la nostalgia. Incliné la cabeza.

MICHAEL CHABON - "Chicos prodigiosos" - (1995) 

Imágenes: Felipe Posada

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.