Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 16 de noviembre de 2019

LA MEMORIA DE LOS POBRES


Decía sí, tal vez fuera no, había que remontar el tiempo a través de una memoria en sombras, nada era seguro. La memoria de los pobres está menos alimentada que la de los ricos, tiene menos puntos de referencia en el espacio, puesto que rara vez dejan el lugar donde viven, y también menos puntos de referencia en el tiempo de una vida uniforme y gris. Tienen, claro está, la memoria del corazón, que es la más segura, dicen, pero el corazón se gasta con la pena y el trabajo, olvida más rápido bajo el peso de la fatiga. El tiempo perdido sólo lo recuperan los ricos.



(...) De color naranja, o rojos, en España. En Argel eran terrazas, pintadas a la cal, en las que se colgaba la ropa. Durante el verano el sol allí abrasaba las casas resecas. No se podía vivir más que a la sombra de las persianas cerradas, en una penumbra llena de partículas que competían en brillo y colores. En París, en cambio, los tejados eran negros o de un gris tan sombrío como los cielos invernales que cubrían la ciudad durante buena parte del año. Inaccesibles, sin respuesta. Las pizarras habían amanecido húmedas y ahora estaban blancas. Envueltos en aquella luz, los pájaros parecían aún más oscuros. Pasaban como proyectiles que se perdían en busca de un objetivo invisible, remotísimo. París es una ciudad sucia, llena de palomas y de patios negros, había escrito hacía unos años. La gente aquí tiene la piel blanca. Y, cuando cae la noche, se meten en sus casas. En mi tierra, cuando anochece, uno se apresura a salir. Se decía que aquélla era una de las ciudades más hermosas del mundo, pero a él le fatigaba, y su deseo más hondo hubiera sido volver a su tierra, un país de hombres, rudo, inolvidable. Pero, por diferentes razones, no era posible.
BERTA VÍAS MAHOU - "Venían a buscarlo a él" - (2010)

Imágenes: Daniel Barkley

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.