Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 5 de julio de 2019

LA VIDA EN LA PERIFERIA DE TODO




A través de un camino sinuoso había descubierto la música que mejor encarnaba esas ideas y a las personas que escuchaban esa música, aunque sus ideas no siempre le parecieran inteligentes; al padre no le gustaban sus amigos ni esa música, por supuesto. T. había empezado a escucharla poco después de la muerte de su abuela, tras varias semanas en el hospital, consumiéndose y andando a ciegas. Nunca había tenido una gripe, como le habían dicho; un cáncer había subido desde el páncreas hasta los pulmones, reptando silenciosamente en su interior ante la indiferencia de los médicos, y el páncreas había sido consumido por las cosas por las que el páncreas es consumido: el exceso de trabajo, la mala alimentación, los esfuerzos, la vida en la periferia de todo, incluso de uno mismo. A T. le gusta creer y decirse a sí mismo que pudo «despedirse» de ella, pero la verdad es que su última conversación fue trivial, como todas: si hubo un sentido profundo en ella —el sentido de un final, por decirlo así—, él fue incapaz de percibirlo y muy posiblemente su abuela también.





   Poco después de que constataran la muerte de la anciana, los médicos les hicieron abandonar la habitación a su abuelo y a él; necesitaban la cama para otro, les dijeron. A la mujer se la llevaron tapada con una manta a un lugar en el que no le permitieron entrar, y él tuvo que llorar en el pasillo, delante de todos, también de una familia que ingresaba en la que había sido la habitación de su abuela detrás de una mujer no muy distinta, entubada, convencidos todos ellos, como lo habían estado él y su abuelo, de que no se trataba de ningún asunto de gravedad. Una enfermera se había acercado a continuación y le había entregado una bolsa de basura: contenía las medicinas de su abuela, unas flores secas y un libro que él había estado leyendo. El libro era acerca de una familia que había superado todas las dificultades. T. arrojó todo a la basura cuando salió del hospital.
PATRICIO PRON - "No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles" (2016)


Imágenes: Candace Charlton

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