Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 27 de abril de 2019

YO HE VISTO LLORAR A LOS HOMBRES







   Yo he visto llorar a los hombres, y no hay nada más terrible. Yo los he visto derramarse en lagrimones que eran su pura esencia, como el semen. Lloran con la pena de su pena y con la del llanto, luchando para no ver o que no vean sus lágrimas. Los he visto tragándose la sal del sollozo, que debía saberles amarga como hiel. Su lloro es una ofrenda, una confesión, no les hace falta hablar; es como si al elegirte de testigo, tú ya conocieras toda su amargura. No hay que preguntarles nunca por qué, no hay que consolarlos, ni intentar comprenderlos; lloran, y debe contemplarse esa aflicción como se contemplan los montes, con recogimiento, como se mira a los muertos, con respeto. Siempre lloran por amor, propio o ajeno, se rompen delante de ti, se cuartean.





   (...) Lloraba ya entonces sin parar, a regueros, sin hacer el menor ruido ni hipar. Yo lloraba también, borboteando, triturada por dentro, rabiando. Allí acostados, abrazados el uno al otro, como si nos arrancaran la piel cada vez que nos separábamos un poco. No oponía resistencia, hijos míos, porque se daba cuenta de que no había nada que hacer. Él sabía que las mujeres tenemos una vida y después un amor, en este orden. Ellos no, cuando tienen un amor ya no tienen nada más, ahí dentro lo meten todo, por eso da miedo verlos llorar.


ALICIA GIMÉNEZ BARTLETT - "Caídos en el valle" - (1989) 


Imágenes: Raphael Guarino


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.